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Santiago Lorenzo: Microuniversos

Esta es la historia de un ganador perdedor: la novela Los millones, tan bien escrita como divertida, cuenta las desventuras de un terrorista del GRAPO que no puede cobrar un premio de lotería porque no tiene DNI. Publicado por primera vez en 2011, fue el debut literario de Santiago Lorenzo, hasta entonces conocido como cineasta. Lo ha reeditado Blackie Books.

Te ha tocado alguna vez algún premio?
Me tocó una copa a la Deportividad en el colegio, en 1973. Se rifaba y me tocó, ya ves tú qué mérito.
Dice Kiko Amat de Los millones: “Su propósito final es ese entretenimiento de vieja escuela, Jardielesco y Mihurista, que los cráneos privilegiados de la literatura actual rehúsan tocar”. ¿Tú que crees?
Es que hablar de las influencias es como hablar de lo machote que es uno: una cosa que no hay que hacer, por pudor.
Un, dos, tres, responda otra vez: esta novela habla de cosas del Madrid de los años 80 que tú añoras, por ejemplo…
Los puntos de interés. La variedad de las tiendas (había algunas que no eran de Inditex ni de Planeta ni de CoffeeNoSéQué). Había quioscos y bares no franquiciados, y un patrimonio visual que se ha derribado para construir imbecilidades de Moneo, Calatrava y discípulos.
Ahora vuelven a estar de moda los 80, pero solo la Movida.  Me gusta que en Los millones no se hable en ningún momento -en ninguno- de la Movida.
¿Esto de que la ciudad sea tan protagonista de la trama, no es muy novecentista? Cualquier universo es un microuniverso (hasta el de la NASA y los marcianos). Mientras se hable con pasión de cada microuniverso, ya sea el Madrid de Pérez de Ayala o el Tomelloso de García Pavón, la cosa quedará bien. El Valladolid de Martín Garzo, el Portugalete de Zunzunegui, el Nueva York de Auster... Quedará bien.
Eres un artista poliédrico, pero últimamente parece que has dejado el cine.
Sí, está decidido desde hace mucho. Buena decisión. Aquí ando, dirigiendo películas editoriales de ocho o diez horas, sin límite de presupuesto y sin que vengan tarados a trastocarme las cosas.
Te defines como artista pretecnológico. ¿Por qué?
Eso fue una ocurrencia del cámara Chechu García, feliz como todas las suyas. Pero sí, no soy bueno para máquinas más complejas que la pluma o el cúter.
Vives en estado semi monacal. ¿No te gusta la parte social de la vida del escritor?
Me siento en mi figurado monasterio plenamente feliz. Pero tengo la impresión de que mucha gente se aburriría viviendo aquí. En cuanto a la vida social del escritor, comete una torpeza cualquiera que vaya a un sitio al que no quiere ir, movido por la idea de que igual rasca algo.
Antes de que la editara Blackie books, Los millones la publicó Mondo Brutto. Hace mucho que no se publican sus fanzines, dedicados a las subculturas. ¿Los echas en falta?
¡Muchísimo! Mondo Brutto es la prensa con “p” mayúscula.

Texto: Inés Granha

Santiago Lorenzo: Microuniversos