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Martha Thorne. Defensa por la arquitectura racional  

La arquitectura es su ADN. Martha Thorne, directora ejecutiva de los premios Pritzker y decana asociada a la escuela de arquitectura IE University, combate desde las trincheras de la dialéctica y la acción pacífica la inclusión de la mujer en el sector y el uso racional y sostenible de la arquitectura. Es tan crítica como optimista.

¿Por qué la arquitectura siempre ha estado vinculada al poder económico?
La arquitectura, históricamente, ha combinado simbolismo y funcionalidad. Pero debemos cambiar la perspectiva de que la arquitectura es un añadido para entender que tiene que contribuir a mejorar la calidad de vida de las personas. Debe cumplir funciones, ser sostenible, sensible al entorno y estar bien diseñada. El sector privado ha fomentado la idea de que lo bueno es caro y lo barato es suficiente. Es un error. El sector privado debería ponerse al servicio de la sociedad y dejar de pensar en arquitectura como artículo de lujo.

La crisis ha dinamitado el 'star system' que ha caracterizado el sector los últimos años ¿La arquitectura 'con nombre propio' es positiva?
El boom del 'star system' ha sido positivo desde la perspectiva de que ha situado la arquitectura en los periódicos. Sin embargo, la promoción de obras exuberantes como marca o 'branding' ha sido contraproducente. Pero la culpa no es exclusiva del arquitecto, es responsabilidad del cliente exigir una obra acorde con el lugar, su funcionalidad y objetivo.

La administración pública no es solo una entidad que encarga un trabajo, esa administración representa a la sociedad y los ciudadanos van a gozar o sufrir las consecuencias, por eso los proyectos deben plantearse con consciencia y sensibilidad a corto, medio y largo plazo. Si miramos la historia, las mejores obras reflejan una complicidad explícita entre obra y cliente. 

La arquitectura pública en España tuvo un momento de auge muy importante durante el 'boom inmobiliario'. Con la perspectiva del tiempo… ¿Se gestionó bien?
Creo que las administraciones realizaron un buen trabajo durante la transición. En los primeros años se rehabilitaron edificios públicos, colegios, institutos, centros de barrio o teatros desde una perspectiva mesurada y prudente.

En una segunda fase, con el crecimiento económico y la estabilidad democrática, se proyectaron edificios más grandes y potentes. En ese contexto se realizaron proyectos ambiciosos bien ejecutados como los Juegos Olímpicos del 92, que renovó la ciudad de Barcelona.

Sin embargo, algunas ciudades pequeñas quisieron utilizar la arquitectura para situarse en la mirada de Europa y perdieron el rumbo concentrándose en aprobar obras arquitectónicas más simbólicas que funcionales. Como ejemplo, la ciudad de la cultura de Santiago de Compostela: Un proyecto muy ambicioso que se convirtió en desafortunado cuando perdió la perspectiva.

¿Cree que el Gobierno debería de ser más intervencionista? En el sentido de apoyar estudios de arquitectura…
El Gobierno debe buscar la excelencia, ser transparente en la selección de los arquitectos y, por supuesto, dar oportunidades a los nuevos talentos. Además, el sector público tiene que apoyar la exportación de calidad fuera de nuestras fronteras. Por ejemplo, Italia ha abierto centros de diseño en otros países y Holanda ha invertido esfuerzos y presupuesto en promocionar su arquitectura en Asia o Latinoamérica.

España se ha dedicado demasiado esfuerzo en actividades culturales, exposiciones, publicaciones y se ha demostrado que es más eficaz la inversión desde el punto de vista de la economía, los negocios y las empresas.

Una generación de arquitectos se ha ido ¿Se pagará esa pérdida de talento?
Creo que es necesario distinguir dos tipos de 'emigración'. Hay arquitectos que han salido de España temporalmente para incorporarse a obras en otros países, como consecuencia de un mundo globalizado, pero con fuerte arraigo en España. Por otro lado, hay profesionales que han salido fuera porque no tienen posibilidad de trabajar en España, algunos se quedarán de forma permanente, pero otros volverán. No están perdiendo el tiempo, están creciendo, reinventándose, formándose profesionalmente y, cuando la situación mejore, regresarán y compaginarán trabajos en España con nuevos destinos.

El papel de la mujer en la arquitectura ha sido residual ¿Por qué?
La falta de reconocimiento de la mujer en la arquitectura responde a diferentes razones. El título de arquitectura no fue reconocido hasta el sXX y, la construcción, íntimamente relacionado con la arquitectura, ha ralentizado la inclusión la presencia femenina en el sector. Pero la historia evoluciona: tenemos igualdad de oportunidades en las carreras y es ahora cuando debemos analizar por qué las cosas no funcionan

En España solo hay dos mujeres catedráticas de proyectos en todas las escuelas de España. No es un problema de talento, tiene que ver sobre cómo se toman las decisiones para acceder al poder. En el caso de las empresas, o por ignorancia o por inercia, no evalúan el talento que existe; así que es un campo en el que debemos estar atentos.

La conciliación familiar es otro problema que impide la integración natural de la mujer en el sector. La arquitectura es una profesión sin horarios y es casi imposible compaginar la vida familiar con la laboral. Es un problema que sufre más la mujer que el hombre y es necesario invertir la ecuación. En la escuela de arquitectura IE University potenciamos asignaturas para desarrollar habilidades como liderazgo o estrategias de negociación que faciliten el acceso de mujeres a puestos de poder.

*Martha Thorne es la comisaria del ciclo de conferencias 'Espacios para arquitectas' que se celebra en la Roca Madrid Gallery a partir del 27 de octubre

Martha Thorne. Defensora de la arquitectura racional y sostenible