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Las sombras de la ciudad
Diane Arbus

Por Ylenia Álvarez 
 
Perturbador, inquietante y siempre revolucionario, el estilo de Diane Arbus (1923-1971) ha sido criticado, alabado e imitado a partes iguales en todo el mundo, estableciéndose al fin una adoración colectiva por su figura entre los amantes más selectivos de la fotografía y el arte.
 
Reconocidísimas son sus series de personajes peculiares o marginales en los que gemelos, gigantes, nudistas, transexuales, prostitutas, enfermos mentales o personas con diversidad física miran a cámara y revelan su alma. Su realidad hace muesca en el espectador mientras le azota y le remueve con una mirada intensa y cruda.  
 
'Diane Arbus: the beginning' (Diane Arbus: los inicios) es la exposición que acoge el recién estrenado Met Breuer desde este 12 de julio y la excusa perfecta para viajar a Nueva York. Al menos en sentido figurado, ya que gracias a la página y a las redes sociales del museo podemos recorrer más de 100 instantáneas realizadas por la artista durante sus primeros siete años de carrera, entre 1956 y 1962. Los más afortunados podrán contemplar en vivo el germen de su personal estilo hasta finales de noviembre. 
 
Arbus ya había mostrado gran interés por la fotografía antes de que en 1941, con 18 años, su marido, el publicista Allan Arbus, de quien tomó el apellido sustituyendo al de Nemerov, le regalara una cámara de fotos. Durante los siguientes quince años tomaría instantáneas de forma intermitente mientras trabajaba con él como estilista de moda, pero no sería hasta 1956, ya con una película de 35 mm, cuando comenzase, de verdad a hacer fotos.
 
 
La autora hizo la mayoría de sus fotografías en la ciudad de Nueva York, donde nació y murió, y en la que trabajó en lugares como Times Square, el Lower East Side o Coney Island. Sus fotografías de niños, personajes excéntricos, artistas de circo o peatones de la Quinta Avenida, también se encuentran entre las imágenes más íntimas y sorprendentes de esta primera época. Y esa búsqueda del alma del personaje puede verse ya en esas tomas, en las que el flash actúa como revelador de los defectos del personaje y en las que la mirada del retratado pesa, y se siente. 
 
'Entregar una cámara a Diane Arbus es como darle una granada a un bebé', llegó a decir el escritor Norman Mailer. Quizá lo dijo, bromeando, a partir de aquel inquietante retrato que Arbus hizo de un niño en Central Park en 1962, que portaba una granada de mano de juguete, pero su significado es más que elocuente.
 
Alrededor de dos tercios de estas obras no han sido expuestas ni publicadas con anterioridad. Sin embargo, casi la mitad de las fotografías que imprimió Arbus en vida las tomó justo entre 1956 y 1962, el período cubierto por esta exposición. En el momento de su muerte en 1971, gran parte de este trabajo estaba almacenado en cajas en un rincón inaccesible de su cuarto oscuro en un sótano del 29 de Charles Street, en el Greenwich Village. 
 
De ahí que estemos ante una muestra reveladora que llegó al Met en 2007 en forma de tesoro lleno de fotografías, negativos, cuadernos, agendas, correspondencia y colecciones y que completa la documentación de su trabajo. Con ella se termina de cerrar un círculo. Los inicios de Diane Arbus, puro testimonio de Nueva York, están al fin al descubierto.   
 
Diane Arbus: in the beginning. Met Breuer. Del 12 de julio a noviembre de 2016 
 

Las sombras de la ciudad