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La evolución según El Circo del Sol
TOTEM
 
 
IngredientesMitos primitivos y modernos sazonados con historias aborígenes sobre la creación y el origen de las especies. Imprescindible: curiosidad.
Equipo necesario. Medio centenar de acróbatas, actores, músicos y cantantes procedentes de 16 países, además de 70 técnicos y empleados.
Tiempo de 
preparación. Cocción a fuego lento. Desde su estreno mundial en Montreal en 2010, TOTEM se ha representado 2.300 veces. Más de 5 millones de espectadores han disfrutado de este espectáculo de 3 horas. 
Dificultad Media-alta. Se considera la primera producción híbrida del Cirque du Soleil en tanto que se puede representar tanto en teatros como bajo la carpa sin que sean necesarios cambios significativos en los decorados y equipos.
Puesta en plato Del 10 de noviembre al 14 de enero. Puerta del Ángel. 
 
El origen de TOTEM fueron dos palabras garabateadas en un trozo de papel que el dramaturgo Robert Lepage le entregó a su colega y escenógrafo Carl Fillion como punto de partida para una historia. 'Robert me propuso trabajar sobre el concepto de la evolución y el equilibrio', recuerda Fillion. 'Así que comenzamos a investigar de manera intuitiva y espontánea. No sabíamos exactamente hacia dónde nos dirigíamos, pero podíamos percibir el enorme potencial de lo que nos traíamos entre manos'. Con el propósito de 'seguir ensanchando los límites del escenario', optaron por una enorme carpa en forma de tortuga en la que las especies del mundo evolucionan al ritmo de las danzas de las comunidades amerindias del oeste de Canadá. 'La simbología de nuestro tótem es tan amplia que apunta en todas direcciones', explica el canadiense. 'Y es así porque contiene todo el pasado, el presente y el futuro de la humanidad'. 
 
En esta primera colaboración con Cirque du Soleil, Carl Fillion (Québec, 1966) ha concebido un mundo orgánico (una suerte de pantano rodeado de juntos y próximo a una isla) a base de curvas y formas no lineales por las que fluye libremente la imaginación. 'TOTEM nos invita a viajar a lo largo de miles de millones de años: desde nuestra primigenia condición de anfibios hasta la aventura última de volar', continúa. 'De ahí que haya esculpido el espacio escénico de tal forma que todos los elementos se mantengan en constante movimiento y dinamismo'. Así, por ejemplo, las coreografías de los acróbatas interactúan con las imágenes proyectadas en el pantano: paisajes insólitos de Islandia, Hawái y Guatemala, un volcán en plena erupción y también una serie de fotografías tomadas desde la Estación Espacial Internacional por Guy Laliberté, director ejecutivo de la compañía, durante su visita al espacio. 
 
Las aventuras de los seis personajes principales de la historia (un explorador darwiniano y su simpático ayudante, un bailarín amerindio, un hombre de cristal, un payaso y un turista con efectos nocivos para el medioambiente) se alternan con una docena de números (barras rusas, danza con aros, anillas, monociclos, diábolos, trapecios, contorsiones…) que requieren la máxima precisión y, en el mejor de los casos, varios años de entrenamiento.
 
'El esqueleto acrobático se compone de un 25% de creaciones propias y un 75% de números contratados que son el resultado de una exhaustiva búsqueda a través de compañías de circo de todo el mundo, espectáculos callejeros que nos vamos encontrando en nuestros viajes y, por supuesto, YouTube'. Entre el medio centenar de artistas que componen elenco de TOTEM, una pareja de españoles conquista cada noche al público con su espectacular número de patinaje acrobático sobre un tambor de apenas dos metros de diámetro. 
 
Antes de su debut bajo la carpa de la compañía de circo más prestigiosa del mundo (cuyos espectáculos giran una media de doce años a razón de 300 funciones por temporada), Carl Fillion había sido bendecido por la crítica a su paso por escenarios de todo el mundo: el Festival d’Automne à Paris (a propósito de Les Sept branches de la rivière Ota, su primera colaboración con Lepage), el Royal Dramaten Theatre de Estocolmo (donde firmó la escenografía de una Celestina memorable), el Abbey Theatre de Dublín (con El entierro en Tebas de Seamus Heaney), el Liceu de Barcelona (Simon Boccanegra) y, más recientemente, La Abadía de Madrid (con motivo de la magistral producción de Mario Gas de Incendios de Wajdi Mouawad).
 
'La verdad es que mi método de trabajo es bastante adaptativo', confiesa en un perfecto castellano, fruto de sus siete años en Madrid. 'Depende sobre todo del género al que me enfrente y de las preferencias del director. Pero se podría decir que tiendo naturalmente a los espacios que mutan y se transforman bajo la atenta mirada del espectador'.   

La evolución según El Circo del Sol