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Filosofía de mano

No es fácil leer los textos de Platón o Aristóteles y enterarse de qué están hablando, lo cual no significa que no sea útil saberlo. Por eso, La filosofía contada por sus protagonistas los acerca a lectores no especializados de una original y amena manera: su autor, el catedrático Baigorri Goñi, les hace una entrevista virtual y pedagógica a los grandes pensadores de la historia de Occidente: Descartes, Locke, Hume... Nosotros lo entrevistamos a él.

¿Por qué publicar este libro? Son muchas las razones que le llevan a una persona a escribir y tratar de publicar un libro. En mi caso, la razón más importante es, posiblemente, mi convicción de que los grandes pensadores de la historia tienen mucho que decirnos a los hombres y mujeres de nuestra época. Los seres humanos, por muy diferentes que seamos en muchos aspectos, nos hacemos todos -unos más que otros-, preguntas muy parecidas. Las respuestas a esas preguntas a las que me refiero son, además, las que nos permiten luego organizar nuestra vida de una u otra manera: ¿cómo tenemos que vivir para ser felices?, ¿cómo tenemos que relacionarnos con los demás?, ¿tiene algún sentido nuestra vida?, ¿existe otra vida después de ésta?... Y los grandes filósofos de los que se habla en este libro responden a estas preguntas, diciéndonos lo que piensan y las razones por las que piensan de esa manera. Esto último es lo más importante. Las razones que dan para defender sus convicciones; cuando las conocemos podemos dialogar con ellas e ir modulando una respuesta personal fundamentada. Fíjate que he dicho fundamentada. Todos tenemos derecho a poseer unas opiniones y a que éstas sean respetadas por los demás. Pero, ¿todo lo que pensamos son “opiniones nuestras”? Solo cuando somos capaces de dar las razones de por qué pensamos de una determinada manera podemos afirmar que poseemos una opinión. Además, esa opinión será más valiosa en la medida en que las razones en que se apoye sean más convincentes. Pues bien, el conocimiento y el diálogo con los grandes pensadores de la historia son, sin ninguna duda, el mejor camino para conseguir unas convicciones bien fundamentadas sobre esas preguntas que orientan después nuestras vidas.

Gracias a su libro, muchos conceptos filosóficos difíciles de entender en los textos de quienes los dictaron, quedan bastante clarificados. ¿Tiene sentido emitir doctrina filosófica si no la va a entender la mayoría de la gente? Me encanta que digas que mi obra ayuda a clarificar a los filósofos de los que habla. Eso es lo que pretendía: acercar su pensamiento a personas no expertas en temas filosóficos. Sin embargo, en lo que dices acerca de la dificultad de comprensión de sus textos, creo que hay que matizar un poco. Los diálogos de Platón, el Discurso del método de Descartes, los textos de política de Locke o de Hume, Ortega en general, no son difíciles de entender. A Marx y a Nietzsche también se les puede leer en varias de sus obras aunque quizá con un poco más de dificultad.  Kant sí es difícil de leer, y esto se debe a que la mayor parte de sus escritos están dirigidos no al gran público sino a especialistas. Cuando sus textos tienen una intención más popular es fácilmente comprensible. Si conoces sus obras ¿Qué es la Ilustración? o La paz perpetua, creo que estarás de acuerdo conmigo. La dificultad de leer a Aristóteles proviene del hecho de que las que ha llegado a nosotros como obras suyas no son sino recopilaciones de notas que él escribía para uso personal cuando impartía sus clases. En cuanto a la dificultad de entender a Tomás de Aquino tiene mucho que ver con la diferencia entre la forma de escribir en la Edad Media y en la época actual. Las personas de su época no tenían los problemas que tenemos nosotros para poder leer sus escritos.

De todas las entrevistas que ha hecho en este libro, ¿cuál o cuáles le gustaría que hubieran sido en persona? Me pones en un aprieto. Exagerando un poco es como si le preguntas a un padre a cuál de sus hijos quiere más. De todas formas, si tuviera que elegir uno, me inclinaría por Nietzsche. Es un personaje que me cae muy bien. Independientemente de cómo valores su pensamiento, la lectura de Nietzsche es un placer. Su estilo es atractivo y lo que dice nunca te deja indiferente y te estimula a pensar. Hay veces que al leerle te entusiasmas y le aplaudirías, y otras, en las que te enfada y te encantaría poder tenerle al lado para criticarle por lo que está diciendo.

¿Alguno de los filósofos se ha sentido incómodo con alguna pregunta? ¿Se ha mordido usted la lengua? Morderme la lengua, nunca. Cuando algo de lo que afirmaban no me convencía porque me parecía que se oponía a lo que había dicho en otro momento, o porque sus afirmaciones se quedaban a medio camino y no llevaban a sus últimas consecuencias su punto de partida, o porque llegaban a extremos poco compatibles con el sentido común…, les he preguntado siempre por ello, aunque he procurado hacerlo con respeto y con educación. Por poner un ejemplo. En clase, y en más de una ocasión, cuando les explicaba a los alumnos el pensamiento de Platón y les decía que para este pensador el mundo en el que vivimos no es el auténtico, no es el verdadero, y que hay otro mundo, el de las ideas, del que éste es solo una copia, una sombra, algún alumno me preguntaba: “Profe, ¿cómo podía decir eso Platón?, ¿estaba “fumao” al hablar del tema?” Si has leído la entrevista a Platón te habrás dado cuenta que le hago la misma pregunta, pero claro, con otro tono y con otras palabras más respetuosas, más educadas.

Y si este plantel de filósofos lo entrevistara a usted, en relación con su experiencia como filósofo, ¿qué cree que le preguntaría? La verdad es que no creo que ninguno de ellos tuviera interés por conocer mi pensamiento. Date cuenta que el “plantel” del que estamos hablamos es el de algunos de los pensadores más importantes de la historia de la humanidad y yo simplemente soy un “profesor” de filosofía. Lo que te puedo decir, en relación a esta pregunta, es que me ha llamado la atención al hablar con ellos que todos, a pesar de su categoría, no sólo se han prestado a la entrevista con gusto y me han contestado a todas la preguntas que les he planteado, sino que, además, me han dado las gracias por poder volver a exponer su pensamiento a través de la misma.

¿Cuál es el filósofo que más le suele gustar a sus alumnos? No creo que se pueda hablar de un filósofo que haya sido el favorito de mis alumnos. Sus preferencias han reflejado casi siempre su ambiente familiar y su entorno social. Algunos alumnos, que vivían un ambiente religioso y que eran creyentes, han disfrutado con Tomás de Aquino, mientras que otros, cuando lo explicábamos en clase me preguntaban cuando íbamos a terminar con los “santos”. Otros, provenientes de un ambiente diferente se han entusiasmado con Nietzsche o con Marx. Quizá los menos valorados han sido casi siempre Aristóteles y Kant. Les resultaban en general más teóricos, menos “vitales”, a pesar de que sus reflexiones éticas son de lo más interesantes, Lo que más me ha llamado la atención es que el único filósofo español que explicábamos, Ortega, a pesar de que a mí me parece que posee un pensamiento valioso y que puede resultar atractivo para personas jóvenes, ha sido en general poco valorado. Puede ser que se deba mi forma de explicarlo o a que como, normalmente, era el último del que se hablaba en clase, los alumnos estaban ya pensando más en los exámenes finales y en las pruebas de acceso a la Universidad, que en lo que estábamos tratando en el aula.

¿Qué diría Ortega y Gasset del actual gobierno de Cataluña? La verdad es que no es nada difícil contestar a esta pregunta. El tema de los nacionalismos fue un tema que se debatió ampliamente en el Parlamento en la época en que Ortega era diputado y, por lo mismo, sabemos perfectamente lo que opinaba sobre el tema. Ortega era un europeísta convencido y lo que proponía en relación con los temas nacionales tenía siempre como objetivo lograr cada vez una mayor integración de Europa. Defendía la construcción de una Europa unida, aunque como era también elitista, veía esa Europa dirigida por “los mejores” de cada generación, que estarían por encima de las singularidades nacionales. Estaba totalmente en contra de los nacionalismos, sobre todo, si eran excluyentes y desintegradores. En su opinión, solo tenían sentido los sentimientos nacionalistas si estaban orientados a conseguir una mayor solidaridad  interestatal.

¿Qué diría Marx de la reciente reforma laboral y la bajada de las pensiones? Me imagino a Marx participando activamente en todas las manifestaciones que se están produciendo en nuestro país. Desde muy joven se identificó con el proletariado y trató de defender sus intereses, y aunque en la actualidad el proletariado sea muy diferente del de su época, como en nuestro país están sufriendo las consecuencias de la crisis no son solo los obreros, sino también la clase media, no me cabe la menor duda de que se habría apuntado a “todas” las protestas y manifestaciones que se hacen para defender a los que sufren frente al poder de los propietarios del capital. Fíjate que he dicho frente a los propietarios del capital y no frente a los propietarios de los medios de producción, como decía él en sus escritos, porque incluso algunos de estos últimos, están sufriendo la voracidad del nuevo capitalismo impuesto por los mercados.

¿Qué son para usted estos conceptos sobre los que se suele preguntar a los filósofos: la felicidad, Dios, muerte? Los seres humanos nacemos libres. No se si esto es una suerte o una desgracia, pero lo que sí se es que es un hecho. Nuestra vida, más en concreto lo que vayamos a hacer con ella, no nos viene impuesto, sino que lo tenemos que decidir nosotros. Lo único que sabemos con seguridad con respecto a esa vida que tenemos que decidir cómo vamos a vivir es que llega un momento, más o menos tarde, en que se acaba. Por otra parte, esa vida que tenemos que vivir transcurre junto a otras personas. Sin los demás ni siquiera existiríamos. Además de libres, los humanos somos sociales. Ahora bien, ¿cómo vamos a vivir nuestra vida?, ¿cómo nos vamos a relacionar con los demás? Para contestar a estas preguntas tenemos que tener claro qué es lo que buscamos las personas cuando tomamos decisiones. Y creo que la repuesta es bastante clara: la felicidad. Cuando tomamos una decisión, en el fondo, lo que nos lleva a adoptarla es que estamos convencidos de que comportándonos de esa manera vamos a vivir más felices. Por eso, esas preguntas que acabamos de hacer se pueden concretar más: ¿cómo tenemos que vivir y cómo tenemos que relacionarnos con los demás para ser felices? De esto se ocupa la filosofía. De dar respuesta a estas preguntas y a otras semejantes utilizando la razón. Y como responder a estas preguntas me interesa mucho, para mí la filosofía es muy importante. Vamos, que de ella depende mi felicidad.

Para terminar, quiero dejar claro, puesto que me has dicho que esta era la última pregunta que me ibas a plantear, que, a la hora de contestarlas, la reflexión sobre cómo las han respondido a lo largo de la historia los grandes filósofos, me ha servido de mucho. Por eso -y vuelvo a la primera pregunta que me has planteado-, he escrito este libro: para que las reflexiones de estos pensadores que a mi tanto me han ayudado les puedan servir a otros.

Por Paloma F. Fidalgo

La filosofía contada por sus protagonistas. Ed. Laberinto.

 

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