<
>

Adaptarse a todos los públicos

Por Israel Paredes

La nueva película de Guillermo del Toro, La forma del agua, se presenta como una producción tan personal por parte del cineasta como un medido producto abierto a todo tipo de público y asentada en una amplia paleta discursiva. Por un lado, del Toro nos plantea un relato nostálgico y cinéfilo mediante una reconstrucción tanto de época -gran diseño de producción- como de atmósfera y tono -algo infantil en algunos momentos- que rememora un cine muy concreto. Por otro lado, feminismo, homosexualidad y raza se dan la mano en un relato sobre la diferencia y la necesidad de encontrar un lugar en el mundo que adolece, en su segunda parte, de un desarrollo narrativo azaroso y poco elaborado. La jugada del cineasta funciona en términos generales a pesar de un resultado desigual y demasiado adherido al deseo de complacer a todo tipo de espectador. 

Adaptarse a todos los públicos