<
>
  • ILUSTRACIÓN
  • Conocemos a la ilustradora Olalla Ruiz

En la ilustración ha encontrado el equilibrio entre el arte y el diseño.

¿Cómo definirías tu estilo en tres palabras? Editorial, figurativo y narrativo.

¿Qué haces para mejorar como artista? Técnicamente intento que salga del lápiz el dibujo que tengo en mi mente y no el que soy capaz de hacer, procuro dibujar a diario y seguir aprendiendo con talleres online y presenciales.

Y más allá de la técnica y de la ilustración en sí, me gusta aprovechar la literatura y visualizar lo que leo, ver cine no solo como mero entretenimiento sino como narrativa visual y acudir a charlas, me encanta sentarme a escuchar hablar a gente que sabe mucho de algo, de lo que sea, hay que ser curioso, que luego llegan encargos de lo más variopintos.

¿Tienes alguna rutina de trabajo? Rutina no, lo que sí tengo es un horario de trabajo porque sin disciplina el día a día de un autónomo trabajando en casa puede ser una hecatombe y, si te descuidas, de pronto te encuentras que llevas una semana en pijama frente al ordenador sin salir a la calle o que las horas se te han escurrido de las manos como un reloj blando y no has cumplido con lo que tenías que haber hecho.

¿Qué querías ser de pequeña? Quería ser granjera y escritora. Me imaginaba viviendo en una cabaña en lo alto de una colina verde a rabiar, como la del abuelo de Heidi, escribiendo bajo una ventanita, al levantar la vista de los papeles y asomarme veía a los animales. 
Pero ahora que caigo… nunca, nunca, pero nunca me imaginaba levantándome a las cuatro de la mañana todos los días del año para dar de comer a los animales y limpiar las pocilgas…

¿Cuándo y por qué comenzaste a dibujar? Cuando terminé COU no había ninguna carrera ni profesión que me llamase la atención (Ya no me interesaba ser escritora y mucho menos granjera), un día mi madre me sugirió «¿Y por qué no estudias Bellas Artes…?» y yo le respondí «Venga, pues eso mismo». Después de terminar la carrera le cogí manía al Arte (al que empieza por mayúscula) y me dediqué al diseño gráfico y web. Años después empecé a incluir dibujos míos en algunos de los diseños que me encargaban y así fue como volví a dibujar.

¿Cuál fue la primera ilustración que creaste y cómo la ves ahora? Una de las primeras que recuerdo fue una imagen para una lectura de El Quijote que iba a tener lugar en el Instituto Cervantes de Ammán con motivo del Día del Libro. En la ilustración Don Quijote y Sancho Panza, para llegar hasta Jordania, caminan atravesando el desierto a lomos de un dromedario y un burro, respectivamente, ambos con las kufiyas beduinas en la cabeza para protegerse del sol. La técnica y el dibujo dejan mucho que desear pero la idea me sigue haciendo gracia, de hecho el Instituto Cervantes de Ammán la ha vuelto a editar después de diez años.

¿Qué es lo más difícil de empezar? De un dibujo los primeros quince minutos, de la profesión los primeros quince años.

¿Cuál es la lección más importante que has aprendido como ilustradora? Que la técnica se aprende y la profesión se pelea.

¿Y qué consejo le darías a alguien que está empezando? Que entienda la ilustración como una profesión y no como una afición y la cuide como tal. En este sentido APIM a mí me ha ayudado tanto a valorar la profesión como a saber moverme en las peculiaridades de este oficio. 

Otro aspecto que veo crucial es tener claro en qué sector de la ilustración quieres trabajar, ya que la estrategia para crear un portafolio y para conseguir clientes es diferente si, por ejemplo, quieres ilustrar cuentos infantiles que si quieres trabajar ilustrando videojuegos.

¿Cuál es el trabajo más gratificante que ha hecho hasta ahora? De los más recientes, un retrato que hice el verano pasado para ilustrar una entrevista en El País, porque me llegó justo cuando empecé darle caña a la ilustración de retratos y me animó mucho ver que el estilo de retrato, o caricatura, que estaba desarrollando gustaba.

¿Y el trabajo más extraño? Cito textualmente el encargo que me hizo una científica para ilustrar un artículo de investigación: «Lo que me gustaría resaltar es que un solo macrociclo puede adoptar tres estructuras diferentes con distinta aromaticidad cambiando los sustituyentes y el estado de oxidación.» No sé si fue más complicado entender de qué narices me estaba hablando o cómo narices ilustrarlo.

¿Qué es lo que hace buena una ilustración? Que cumpla el propósito que el cliente espera de ella o que el proyecto necesita (que no siempre coinciden).

¿Eres obsesiva con los materiales que usas para dibujar? Tengo mis preferencias pero no llegan a obsesiones. A lo mejor la única es que siempre dibujo con portaminas del 0.7 que no sea duro.

¿Prefieres trabajar en digital o en analógico? Para encargos, y últimamente para también para lo personal, en digital. Es más cómodo, más limpio y más rápido; además si necesitas corregir o modificar colores, composiciones, tamaños… es mucho más sencillo.

¿A qué artista admiras? Depende del área, fotógrafas, pintores, cineastas… En la ilustración actual me dejan sin habla los conceptuales, los que son capaces de sintetizar y utilizar los elementos justos para transmitir ideas o emociones, como Javier Jaén, Riki Blanco, Diego Mir o Goyo Rodríguez, yo soy incapaz de hacer algo así.

¿En qué estás trabajando ahora? En material didáctico y educativo. Me encargo desde hace años del diseño y la ilustración de Los Cokitos, un método de enseñanza de lectoescritura basado en las inteligencias múltiples, editan distintos tipos de materiales y ahora estamos preparando un nuevo cuaderno de aprendizaje. Y también estoy a punto de empezar un nuevo proyecto con ilustraciones enfocadas a la salud para mujeres.

¿Qué plataforma para mostrar tu portfolio tienes más al día? ¿Dónde podemos seguirte la pista? En la reina de las imágenes, Instagram, mi cuenta es @olalla.ruiz y también en mi web www.olallaruiz.com.

Recomiéndanos la cultura que te gusta Me gusta el cine clásico y el cine mudo, cualquier película o corto de Chaplin, hablen o no, merece la pena. Libros diría tantos que al final sería como no decir ninguno, así que voy a recomendar Intemperie, de mi paisano Jesús Carrasco, una novela muy dura que ha sido recientemente llevada al cine.

 

ILUSTRACIÓN: Conocemos a la ilustradora Olalla Ruiz