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Pablo Berástegui

Odeceixe (Portugal)

Pablo Berástegui (Pamplona, 1968), gestor cultural de amplia experiencia, dejó Madrid por Odeceixe (Portugal) hace apenas un año para desarrollar un proyecto muy personal, “Pausa”, un programa itinerante de residencias -pausas- para artistas, pensadores, artesanos, científicos, poetas o cualquier persona que necesite un entorno tranquilo y natural, y tiempo suficiente para idear, descubrir, reflexionar, entender, proyectar, imaginar, leer o estudiar.

Has pasado por la dirección de Matadero o Conde Duque. ¿Qué aporta este tipo de centros a una ciudad como Madrid? He tenido la suerte de trabajar en proyectos con bastante incidencia en la ciudad, PHotoEspaña, La Noche en Blanco o en centros de gran visibilidad como Matadero o Conde Duque. Creo que en todos los casos he intentado ayudar a fortalecer la escena independiente, los creadores locales, favorecer nuevos públicos… cuestiones todas ellas de gran importancia. Seguramente, a Madrid le falta más apoyo a las iniciativas particulares, que suelen resultar las más interesantes, para que puedan crecer y prolongarse en el tiempo.

¿Cómo ves la gestión cultural pública frente a la privada? Tengo la sensación de que en la primera hay una mayor claridad de ideas y se procura dar continuidad a los proyectos, algo de lo que desgraciadamente parece adolecer la gestión pública.

Qué es “Pausa” y a qué responde. Es un proyecto itinerante de residencias para personas creativas, de cualquier edad y profesión, que no busca una contrapartida inmediata sino favorecer que personas con inquietudes tengan un lugar adecuado y el tiempo suficiente para pensar en sus nuevos pasos. Todo ello, sin que haya ningún tipo de intercambio económico.

Tus rincones favoritos de Odeceixe. Si te parece, en lugar de ceñirme a Odeceixe, que es demasiado pequeño, lo ampliamos a la Costa Vicentina, que es el parque natural en el que estamos viviendo con el proyecto “Pausa”. El Parque Natural del Suroeste Alentejano y la Costa Vicentina son algunos de los últimos rincones casi vírgenes del sur de Europa, por lo que cualquier lugar resulta interesante para perderse y estar en contacto con la naturaleza. No existen grandes hoteles en la zona, pero sí una pléyade de pequeños alojamientos locales, Bed & Breakfast o casas de huéspedes con muchísimo encanto. Recomendaría para dormir un nuevo alojamiento cerca de nuestra quinta que acaba de nacer, Monte West Coast, o la Casa da Diná, en Malavado; para comer, además del Bar da Praia, que hemos abierto como una forma de financiar el proyecto “Pausa”, hay un gran número de restaurantes donde comer unas buenas sardinas. A mí me gusta O Gabriel, en Aljezur, con unas vistas fabulosas sobre la playa de Amoreira.

¿Qué crees que echaría de menos un urbanita en Odeceixe: un cine, una zona de marcha o de compras, una librería…? Pues un poco de todo, aunque tenemos un cine en Odemira con un cineclub que presenta películas en versión original. En todo caso, Lisboa queda a menos de tres horas de coche, por lo que cuando hay mono es una estupenda escapada.

Si hablamos de Madrid, qué echas de menos. Echo en falta la Gran Vía y el bullicio, las cañitas, los amigos, las cosas cotidianas...

Por Inma Flor. Foto © Pablo Berástegui.

Pablo Berástegui: Odeceixe