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Diez años sin callar

Una década lleva Javier Gallego al frente de Carne Cruda, el programa radiofónico que fundó para despachar la actualidad con espíritu combativo, que lo ha consagrado como uno de los periodistas españoles más emblemáticos del momento y con el que ha roto moldes, pues, tras pasar ya con éxito por Radio 3 y la Cadena SER, hace un lustro se convirtió en el primer podcast de nuestro país en financiarse con aportaciones de su audiencia y emitirse de forma profesional. Para conmemorar su décimo aniversario, está realizando ediciones especiales, en directo y con público, en el Teatro Fígaro de Madrid. Próximas entregas, 14 de noviembre, 12 de diciembre y 16 de enero.

Ya hacía tiempo que realizabais programas en teatros, por ejemplo en el Teatro del Barrio. Sí, como una manera de mostrar el programa a los seguidores, convirtiendo la radio en espectáculo, y como forma de financiación. Nosotros somos el primer programa que se ha financiado gracias a su audiencia, y de esta manera, los oyentes pueden colaborar y participar. Ahora nos hemos ido al Fígaro, un teatro más grande, a la vista de que hay público suficiente, y estamos echando el resto por los diez años, con estos programas especiales que incluyen entrevistas, colaboraciones especiales, música y humor, una pegada de carteles, etc.

Muchos dicen que en España, a diferencia de lo que ocurre en el mundo anglosajón, es muy difícil que el público financie a la prensa. Pero Carne Cruda lo ha conseguido. Absolutamente, y es sostenible. Hemos ido creciendo de manera paulatina, controlada y yo creo que efectiva, frente a la opinión generalizada de que en España esto no se podía hacer. Estamos sacando adelante un programa que ha crecido en emisiones, en equipo y conseguido mejorar las condiciones laborales de todos nosotros, y ahora mismo es estable, influyente y ha demostrado que es posible otra relación con el público. También creo que ha surgido una audiencia más comprometida con determinados productos y que, al ver que éstos no pueden aparecer en los medios convencionales, decide sufragarlos para que salgan adelante. En nuestro caso, además, esta idea de financiarnos con colaboradores la propusieron los oyentes en las redes. Yo pensaba que lo íbamos a tener que dejar, pero ellos dijeron que probáramos, y como no perdíamos nada por hacerlo, nos lanzamos y funcionó mucho mejor de lo esperado. En cuatro días, ya habíamos recaudado el dinero que pedíamos para empezar, a través de un crowdfunding que está permanentemente abierto: en carnecruda.es puedes entrar cuando quieras y poner la cantidad que quieras, ya sea una suscripción que se renueva o una cantidad puntual.

Cuando empezó Carne Cruda, el programa ya tenía mucha intención. Te llamaron “la voz del 15M”. Nació con la intención de ser un programa contracultural y contrainformativo. Estaba en el proyecto inicial que yo presenté, quería mirar la contraportada de la realidad, ser contrapoder y atender a las formas artísticas que quedan más en los márgenes o en las grietas, ya que la cultura convencional, o digamos autorizada, ya tiene sitio en los demás canales. Lo que pasa es que durante la segunda temporada nació el 15M, y tuvimos una gran sintonía con lo que ocurría allí. En un principio, además, del 15 M no se habló tan abiertamente ni se apoyó su espíritu, incluso se criminalizó en las grandes portadas, aunque el discurso sobre el movimiento ha cambiado radicalmente años después, porque es legítimo y yo creo que aún hay que seguir instalados en él, a la vista de que nos están tomando el pelo. Por todo eso nos convertimos, en cierto sentido, en su radio. Un compañero llegó a contar todos los programas que le dedicamos al movimiento, empezando por aquellos en los que ya comentábamos su runrún, y parafraseó aquella frase de “la revolución no será televisada” diciendo que la revolución se difundiría en la radio (hoy tenemos esa cita en una camiseta).

¿Siempre tuviste claro que querías que Carne Cruda fuera radio? También colaboras en prensa escrita. Soy muy de radio. Es vocacional, desde pequeño he mamado el sonido en casa, y creo que tiene una potencia expresiva y comunicativa que no tiene ningún otro medio. La televisión, por la intermediación de la imagen, puede ser muy poderosa, pero en radio el oyente y el locutor se convierten prácticamente en familia, gracias a la cercanía de una voz que te habla casi como si fuera la tuya propia. Que te discute las cosas y dialoga contigo. Se genera una complicidad que hace que mucha gente incluso hable con la radio.

Algún momentazo que hayas vivido en estos diez años… Entrevistamos a José Luis Sampedro, justo después del 15M, en un encuentro muy sonado que fue un auténtico regalo, y para el que nos abrió las puertas de su casa, allí pasamos una tarde. Murió no mucho después. Otra gran entrevista la tuvimos con Chavela Vargas, y fue la última que dio. Había venido a España a un homenaje a Federico García Lorca que organizó la Residencia de Estudiantes, de quien ella estaba obsesionada con despedirse. Viajó hasta aquí a pesar de estar delicada de salud, y cantó y leyó a Federico junto con otros artistas, como Martirio. Después empeoró, estuvo muchos días en el hospital, y cuando se recuperó un poco, la mandaron de vuelta a México, y allí falleció. Fue una experiencia tremenda no sólo por lo histórico, sino también porque en aquella época ya se expresaba de manera muy metafórica y poética, era como hablar con un oráculo. Le preguntabas por su vida y te respondía con versos de canciones, con ideas sueltas. Fue algo entre mágico y chamánico.

Diez años sin callar