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Christina Rosenvinge publica La joven dolores

All you need is love

 

Entrevista a Christina Rosenvinge

 

Sentada frente a un espejo de tocador, parece tan etérea, tan frágil y delgada que es fácil olvidar que las apariencias engañan y que detrás del reflejo del cristal y del mágico resplandor que la rodea, habita una creadora inquieta, independiente y con un carácter poliédrico.

Después del pataleo de Tu labio superior (2008), la Rosenvinge se lanza al mar de la introspección con La joven Dolores, un álbum que lleva por título el mismo nombre que un viejo barco pesquero y que podría ostentar el récord de ser su disco más cerebral: "Está escrito desde un plano mas reflexivo. Tu labio superior es más inmediato, más visceral y en este he querido buscado tener estribillos y partes bonitas, más que en el anterior, que era más bruto. En La joven Dolores, el sonido y la melodías son más amables". Y a pesar de la belleza y de los susurros vuelve a poner la carne gallina con temas que trasladan al oyente, literalmente, a la boca del lobo. "Tu sombra está sacada de las noticias del periódico. Es un tema que surge de lo que me enfada, me extraña y me pone triste. Cuando leo que una mujer ha sido asesinada, pienso ¡pero por qué no escapó! Cuando escribí esta historia, aunque tiene a ese hombre persiguiéndola, quise que en la canción ella fuese capaz de escapar e irse a vivir a otra ciudad. Ojalá es lo que ocurriera siempre en este tipo de situaciones".

Canciones que tienen un poco de actualidad, otro poco de dosis autobiográfica y unos cuántos guiños a la literatura. "Tenía miedo porque podía sonar muy pretencioso acudir a mitos clásicos... A veces uno fuerza y escribe canciones un poco de oficio. En cambio, cuando tienes la sangre caliente y tienes algo que te está quemando tienes que decirlo, hay que ir a muerte y con mucha fe. En el fondo creo que todo es música pop, todo gira en torno a un ¡cómo me gustaría que me quisiera alguien! Todo se puede reducir a eso de uno lo que necesita es amor, como decían Los Beatles". Amor y desamor, pero siempre visto desde la perspectiva de la mujer: "Es cierto que ahondo en la psicología femenina. Sin embargo, gran parte de mis fans son gays. Y me gusta mucho. Hay muchísimos hombres que conectan con esto, pero todos ellos con una sensibilidad más acusada". La suficiente para no importarles llorar en los conciertos, como con la canción que abre tu disco, suponemos. "¿Has visto llorar a alguien? Vaya, con la Canción del Eco si que lo he notado y lo noté la primera vez que canté la canción, porque yo tuve que entrenarme mucho, cantar muchas veces para tocarla sin llorar", confiesa.

Será por eso de hacerlos llorar que algunos le conceden el sobrenombre de Christina, la oscura. "La vida te compensa de esta manera, de tus peores momentos, nacen tu mejores canciones. Y sin embargo, de tus mejores momentos no sale nada, excepto lo bien que estás. Es verdad. De todas las grietas, debilidades y miserias, o de tus propios momentos de maldad, es de donde luego salen las canciones. Supongo que la conciencia está ahí, al fin y al cabo". Y a pesar de la oscuridad, también hay caramelos en el disco como Jorge y yo, o temas simpáticos como La noche del incendio. "La noche del incendio es heredera de las canciones que hice en Foreign Land. Más experimental, no tiene estribillo, tiene muchísimos cambios de acordes enloquecidos... Es un relato que empieza en la noche de Madrid que se quemó el Windsord. Todo el mundo salió a la calle para verlo y venían papeles volando desde el edificio. Yo cogí uno y al darle la vuelta ponía "prevención de riesgos". Era de una aseguradora. Me pareció tan bonito que esa misma noche, que además fue muy especial, empecé sin saberlo a escribir esta canción".

De retazos de su vida y de su singular mundo femenino, Christina Rosenvinge vuelve a hacer de la música un escondite más auténtico y un mundo más habitable. "Las películas y la publicidad nos muestran una forma de vivir que no es real. Nuestra vida está hecha de dificultades y de desencuentros y te las tienes que apañar para ser feliz cuando nada está en su sitio. Procuro no es ser pesimista, prefiero ser consciente de que aunque todo está mal, yo puedo con todo. Con lo poco que tengo soy capaz de construir algo. Es más bien ese pensamiento lo que subyace en el fondo del todo", concluye.

TEXTO: Teresa Garrido.

FOTOS: Pablo Zamora.

 

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