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Nacho Vegas presenta su último trabajo, Resituación

Nacho Vegas habla igual que canta. Con la voz cortada y mirando hacia abajo. Sonrojándose si le nace, sonriendo si le cuadra. A veces mira con cuidado al infinito con unos profundos ojos verdes. Generoso en sus palabras, tímido y con un nerviosismo inexplicable, Nacho Vegas nos habla sobre su nuevo trabajo, Resituación.

Hablar de Resituación es casi una conversación política, ¿por qué ese título? No creas que lo tenía muy claro. Lo de “resituarme” apareció en una canción y alude a la necesidad que tengo a la hora de escribir canciones, de intentar reaprender a mirar el mundo.

Las canciones son una forma de mirar el mundo. ¡Claro! Las letras son como miradas al mundo que te rodea y tienes que hacer desde diferentes perspectivas. Por eso siempre tienes que aprender a resituarte.

Por tu forma de mirar el mundo, hay quien te enmarca en la reminiscencia de la canción protesta. Hay cantantes inscritos en esa tradición que me gustan mucho. Chicho Sánchez Ferlosio, por ejemplo, me influye bastante. Todas las canciones tienen algo de protesta. No tiene que ser necesariamente política, pero todas tienen un grito de protesta. O de celebración.

¿Por qué se llama “Indefensos” el primer tema que abre el disco? Por un lado, al ser instrumental, quería que fuese el primero. Y el nombre, “Indefensos” apela a los personajes que aparecen en el disco. Este trabajo habla de la conciencia de nuestra propia vulnerabilidad y de que somos seres independientes para tener relaciones. Vivimos en un mundo que nos insta a crecer como seres autosuficientes. Por eso creo que es importante partir de esa “indefensión” para abrir el disco.

¿Qué es lo que más te preocupa de esos “indefensos”? Que se puedan acabar con las ganas y la necesidad de la gente de sentirse viva y de hacer las cosas en común. Antes, mis canciones eran un poco más pesimistas. Ahora se da la paradoja de que la sociedad es más hostil, pero en cambio, hay existe una ilusión por hacer cosas conjuntas. Me preocupa que perdamos eso.

Este es un disco de dedicatorias. ¿Quién es la rapaza de San Antolín? Es Lorena, la vocalista del grupo Lorena Álvarez y su banda municipal. A ella la admiro mucho por lo que hace. La conocí hace años y es fascinante. No sé por qué le dediqué esta canción. Empecé a escribir algún verso una noche y acabé dedicándole una canción. Como es un disco coral de personajes, la canción de Lorena y la de Adolfo, otra de las dedicatorias, son canciones particulares porque ellos son los dos actores memorables del disco.

¿Tienes un  referente a la hora de componer? Todo lo que escucho y leo. Pero lo que tengo más presente y que mus gusta mucho es la pureza que tiene la música popular. Tiene algo que me interesa mucho y este tipo de canciones que se transmiten oralmente y que han surgido como una expresión natural del ser, tienen un grado de pureza que los que hacemos canciones tenemos que intentar preservar.

Luz de agosto en Gijón, es la canción más distinta de todo el disco. ¿En qué momento la escribiste? Creo que fue la última canción que escribí el pasado agosto. Es verdad que es un poco diferente. En el disco Gijón aparece en repetidas ocasiones y la visión varía de una letra a otra. En este caso, quería que Gijón apareciese de manera más distanciada. Quería mostrar la relación ambigua que tienes con la ciudad a la que perteneces.

Tú que apuestas por una música diferente, ¿cuál es, a tu juicio, la situación musical? Yo creo que es un buen momento, porque cuando yo empecé a hacer música yo esperaba que hubiera un relevo generacional pero no acababa de verlo. No acababa de ver a gente más joven que yo haciendo cosas potentes. Ahora, en cambio, sí que veo eso. Por ejemplo, en Asturias,  hay gente muy joven que no está inscrita a ningún patrón y que está haciendo cosas con una vitalidad fascinante que me hace pensar que será un buen momento.

¿Crees que el músico tiene un papel concreto en la sociedad? Sí, pero no solo por el contenido de las canciones, creo que para dedicarse a esto es necesario un compromiso con lo que haces y ser consciente de que lo que haces forma parte de una tradición. No sé si eso es una función. Es un compromiso que requiere pensar en lo que tú haces con relación a los demás.

Importa no solo lo que la música dice, sino también lo que hace. ¡Has dado en el clavo!

Texto: Emma Pietro

Nacho Vegas se resitúa