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Gelabert-Azzopardi  Foto Teresa Peyri 

 

Gelabert-Azzopardi, el haiku de la danza

Se puede afirmar, sin caer en la adoración, que Gelabert-Azzopardi es una de nuestras compañías de danza que disfruta de mayor reconocimiento nacional e internacional. Un título que sus directores, Cesc y Lydia, se han ganado a pulso, coreografía tras coreografía.

Este 2010 la compañía celebra su 30 aniversario, un milagro, si consideramos el esfuerzo de sobrevivir siendo creador y empresario de danza. Para celebrarlo representan su ya clásico Belmonte, un lujo artístico lleno de placeres visuales y sonoros que podrá verse en noviembre en el festival Madrid en Danza en los Teatros del Canal.

Treinta años danzando es una vida. ¿Cómo tenéis pensado celebrarlo? Abrimos temporada en el Teatre Lluire de Barcelona con la reposición de Belmonte en el que participarán los colaboradores originales: el músico y compositor Carlos Santos y el pintor Frederic Amat. Aparte presentamos un libro visual y una exposición en el Lliure y en la Casa de Manresa. Es una excusa para invitar a antiguos bailarines, coreógrafos y gente que ha colaborado con nosotros para celebrar este aniversario con ellos y darles las gracias.

¿En qué se parece este Belmonte al de 1988? La pieza es básicamente la misma que se vio en el Mercat de las Flors de Barcelona entonces, pero incluye un ligero retoque en la interpretación del papel del toro -ahora realizado por ocho bailarines en vez de cuatro- según una revisión del 92 que hicimos para la Bienal de Lyon. Así que el equipo artístico es el mismo: Carlos Santos y la Banda Ciudad de Barcelona ejecutarán la música; la escenografía y el vestuario son del artista Frederic Amat... llevamos el mismo traje algo remendado. Y también bailaremos los dos directores de la compañía.

Las colaboraciones en la compañía son esenciales. Nuestra idea siempre fue vincular la danza con otras forma de arte. Pero la gran colaboración es la que tenemos los dos directores dirigiendo la compañía. Ambos tenemos un pacto secreto de colaboración que reside en el respeto y la fascinación.

¿Cómo resulta el binomio de ser creador y empresario independientes? Es una mierda. Sólo quedamos cuatro locos que empezamos en una época en que lo hacíamos todo nosotros. ¡Y es un milagro que hayamos resistido tanto tiempo dadas las condiciones culturales que aún son demasiado inestables!

¿Tras 30 años de carrera cómo os sentís? Tenemos la profunda satisfacción de haber hecho lo que nos gusta y haber logrado un cierto nivel de profundidad y comprensión de nuestro oficio. Somos unos artesanos de la danza, que es un arte abstracto pero con sentido.

¿Danza de autor? La danza es habitar el cuerpo con el corazón y la mente, vivir integralmente la conciencia del movimiento de lo que se está haciendo. Y se convierte en arte cuando este sueño compartido se produce en estado de vigilia. Si el espectador no ve arte, el arte no existe.

¿Habéis creado escuela? Nos interesa un bailarín con una amplia memoria RAM para adaptarse y ejecutar distintos registros, sin perder su personalidad. Compartimos ideas, pero no hemos creado un lenguaje formal, por eso no tenemos clones, no nos interesa. No queremos contribuir a que el mundo sea un eslogan, nos interesa que sea un haiku o una novela.

Texto: Mónica Cuende y Enrico Barazzoni.

Foto: Teresa Peyri.

Belmonte se representará dentro de la programación de Madrid en el festival Danza en Teatros del Canal. Del 10 al 28 de noviembre.

 

Gelabert-Azzopardi, el haiku de la danza