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Jordi Galceran. Ilustración Nuria Cuesta

Jordi Galceran
Un tipo que escribe

Jordi Galceran (Barcelona, 1964) es dramaturgo, guionista y traductor. El autor de éxitos teatrales superlativos como Carnaval, Fuga o Burundanga ha sido descrito como el 'Rey de la Comedia negra'. Él se resta importancia. "Sólo soy un tipo que se gana la vida escribiendo".

Pero, sobre todo, es el autor de El Método Grönholm, en la que explicó con cianuro literario el darwinismo atrófico de los departamentos de recursos humanos. Y expuso la deshumanización moral a través del absurdo intelectual. La fórmula funcionó. El fenómeno teatral sedujo plateas y gallineros. Agotó existencias y elogios en cada escenario que se exhibió. Y Jordi Galceran pudo elegir el retiro dorado del dolce far niente. Sin embargo, fagocitó el éxito y reinvirtió los dividendos en escribir teatro con la tranquilidad de las cuentas sin número rojos. Desde la trinchera de la humildad. "Nuestro trabajo no es importante. Nosotros no operamos a corazón abierto ni tomamos decisiones políticas. Lo intentas hacer lo mejor posible. Pero si te equivocas, no es grave. Ya saldrá bien. O no". Escribe para entretener. Pero consigue exprimir hasta la última molécula hipersensible del espectador. "El público debe preguntarse constantemente qué va a suceder después de cada escena". Esa es su clave del éxito. Escriba thriller o telenovelas. No subestimar al lector es el otro elemento de su algoritmo. Galceran parafrasea a Billy Wilder para reforzar la idea: Hay que dejar que los espectadores sumen dos más dos. "El secreto para evitar sentimentalismos, por tanto, consiste en no escribir nunca cuatro". Esa obsesión por alejarse de la pornografía sentimentaloide serie B le ha aislado de un género que le estimula y se le resiste: la comedia romántica. "Siempre intento escribir una, pero la historia se tuerce hacia otros lados y el resultado no tiene nada que ver con la intención inicial. Será que uno no es romántico". Destila elegancia más tarantiniana. Utiliza retratos grotescos y patéticos del drama para alcanzar sublimes comedias. Y rememora la máxima de Woody Allen sobre el género: "La comedia es tragedia + tiempo". "Sólo nos reímos de personajes que sufren. Siempre. Lo que distingue comedia y tragedia es el final que destinamos a los personajes. La comedia termina en boda, y, en la tragedia, los protagonistas se arrancan los ojos". Ahora está inmerso en la adaptación del musical El Rey León, que se estrenará el próximo 21 de octubre en el Teatro Lope de Vega de Madrid.

Es un perfeccionista de los títulos de las obras. ¿Cómo retitularía a El Rey León? Me interesan los títulos que no remiten directamente al mensaje o argumento de las obras. El Rey León podría llamarse Hamlet. Los productores insistieron en modificar El Método Grönholm porque decían que ese título no funcionaría. Insistí en mantener el nombre original y, tras el éxito de la obra, tuvieron que reconocer que era un buen título.

¿Cuál ha sido el mayor reto de la adaptación? He intentado ser fiel a la obra original en inglés y para ello tuve que cambiar letras de las canciones que la gente tiene en el imaginario colectivo de la película. Sé que voy a sorprender a más de un oído. Pero no creo que llegue la sangre al río.

¿Una obra que le hubiese gustado haber escrito? El tiempo y los Conway o La herida del tiempo, dos obras de John Boynton Priestley.

¿Cuál ha sido el mejor consejo que le han dado? "Para un perro, una vez es siempre".

¿Piensa en actores concretos cuando imagina y crea personajes? Pienso siempre que mis obras van a ser representadas por los mejores actores del mundo y, por lo tanto, no debo escribir demasiado porque con su interpretación harán llegar al público la mayoría de las emociones de la historia. Entonces yo solo tengo que hacer avanzar la acción, conseguir que cada paso lleve al siguiente y todo sea interesante. No me hará falta escribir nunca 'hoy estoy triste' porque cuando el actor entre en escena, el público ya se dará cuenta de ello.

¿Qué autores han definido tu estilo? David Mamet, Alan Ayckburn, Neil Simon, Rodolf Sirera, Peter Shaffer... ¡Ah!, y Philip K. Dick, el escritor de ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, que inspiró la película Blade Runner.

Texto: Rebeca Queimaliños. Ilustración: Nuria Cuesta.

Burundanga en el Teatro Maravillas (Madrid) hasta finales de octubre.

El rey león se estrena en el Teatro Lope de Vega (Madrid).

 

Jordi Galceran: Un tipo que escribe