<
>

andrés, arregui, espíritu, sol, cerveza, libre, cultura, calendario, cultural

Andrés Arregui. Artesanía de vanguardia

Por: Rebeca Queimaliños

El centro de operaciones es una buhardilla de un edificio industrial del siglo XIX. Un espacio añejo que desafía las leyes de la gravedad en el epicentro de Madrid. Suena jazz. Y cuelgan bicicletas. Es el lugar donde Andrés Arregui (Madrid, 1977) convierte tubos de acero inoxidable en piezas únicas. Es artesano de velocípedos. Una rareza.

Los armadores más experimentados en España se retiraron del negocio cuando China empezó a construir bicicletas en cadena y los aprendices cambiaron de sector. La globalización industrial erradicó la profesión. Así que cuando Andrés buscó referentes para aprender a construir cuadros de bicicletas, encontró el vacío. Y se hizo autodidacta.  

Su vocación no es tradición familiar. Toca el saxo desde pequeño. Se doctoró en Química. Pero decidió construir bicis. 'En el año 2009, mientras terminaba el doctorado de Químicas, busqué un local para empezar a hacer reparaciones y, lo que era un hobby, se convirtió en mi profesión'. Localizó a dos constructores retirados que le enseñaron conceptos básicos, buceó en Internet, leyó manuales de mecánica, devoró libros… Y, sobre todo, ensayo y error.

'Me he gastado una pasta en cometer errores. Compraba herramientas innecesarias, sopletes que no servían para nada, gastos en cosas absurdas…Hasta que empecé a depurar la técnica y conocer la profesión'. Se mueve entre el perfeccionismo y el purismo. Construye aproximadamente dos bicicletas al mes. Un máximo de 24 al año. Y dedica una media de cincuenta horas a la construcción de cada cuadro

andrés, arregui, espíritu, sol, cerveza, libre, calendario, cultural, 2015

El ritual: conversación con el cliente para definir estilo, toma de medidas y elección de materiales. 'Es un proceso laborioso si buscas la excelencia. Pero es increíble el placer de sentir una bici que has creado tú'. Los precios oscilan entre los 1.700 y los 5.000 euros. Y cada pieza se convierte en arte para usar (y enmarcar).

De hecho, en un taburete, entre herramientas, conserva una decena de fotografías de bicicletas. Primeros planos en tonalidades azul y detalles en color crema. Modelo Formentera. Colores verdes con acabados en granate… 'Hago fotos antes de entregársela al cliente porque es el único recuerdo que conservo de las bicis'.

Su historia es una carrera de fondo, depura su técnica en cada cuadro que entrega, sin prisa y no trabaja solo. En la zona inferior del taller está Ciclos La Universal (anteriormente Ciclos Noviciado), una tienda que regenta con sus dos socios Sergio Ávila y Eduardo Gasca. Un escaparate de bicicletas y un lugar para cambiar piezas o pedir consejo.

'La clave es la especialización. Convertirse en lugar de referencia para personas que necesiten asesoramiento, una bici nueva o solo cambiar el manillar de su bicicleta'. A propósito de haber sido seleccionado para la campaña de cerveza Sol que celebra el espíritu libre confiesa: 'No sé si mi historia resulta inspiradora, pero solo se me ocurre una fórmula para ser feliz: dedicarte a las cosas que te motivan, aunque el arranque sea complicado'. 

calendario, cultural, sol, cerveza, espíritu, libre, cultura, duende

Andrés Arregui. El químico que decidió construir bicicletas