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Esperanza Spalding. El jazz globalizador

Por Paloma F. Fidalgo

Cosas del destino, la bautizaron con un nombre que hoy indica lo que ella supone para el jazz mundial: Esperanza Spalding es una de las grandes promesas del género. Si, como decía Gershwin, el jazz es ritmo, experimentación e improvisación, a sus 31 años, Spalding personifica al cien por cien los valores y la apertura de mente de este estilo musical.

Su voz, melódica, firme como el mármol y que ella trufa a su antojo con aplaudidos gorgoritos cantando en tres idiomas, se asienta sobre los ritmos imposibles de su contrabajo (y bajo). Con su sofisticado estilo, armónicamente muy complejo, vecino del 'smooth' y el 'cool jazz' que invoca el enredo de sus orígenes galeses, latinoamericanos y afroamericanos, Spalding ha conseguido la gesta de ganar, en 2011, el primer Grammy que ha ido para el jazz en treinta y cinco años, y ha conquistado masas de todo el planeta, ella sola o poniéndose al lado de estrellas locales como Horacio 'el Negro' y Niño Josele en nuestro país. 'Hablé con Niño Josele para mi segundo disco, cuando quería incorporar una guitarra y me encontré con su pasión, para mí una de las principales virtudes de un músico', afirma. 

Sí, con su jazz globalizador, Spalding, una de las cantantes favoritas de Obama, para quien ha actuado en la Casa Blanca ('fue un honor, fue mágico tocar para un presidente así'), ha ingresado en ese restringido club de jazzistas capaz de llenar grandes recintos, cual ídolos pop, aunque la cosa se está poniendo cada vez más de cara gracias a que el jazz ahora sí se lleva. ¿O no? 

'Nunca ha tenido gran cantidad de público, no tiene esa ambición. En parte, mis ganas de hacer algo distinto parten también de hacer comulgar varias músicas y llegar a más gente'. Pero quizá lo más valioso de Spalding sea su pulso innovador, que la conduce a dar constantes giros en el guion de su carrera. Y eso que su último trabajo, Emily’s D+Evolution, publicado este 2015 y que en noviembre presentará en España.

Si en sus primeros discos como líder, Junjo (2006) y Esperanza (2008), nos ofrecía pocos standards y más canciones propias y diversas junto con versiones de bossa nova, en 2010 renunció al más de lo mismo con su elegante álbum Chamber Music Society, sumergiendo clásicos del jazz en el clima de la música de cámara. Y a pesar de sus contrastados hallazgos, ella es humilde: 'Más y más músicos están explorando ese espacio donde el jazz se reúne con otras músicas. En el caso de la música culta, Wayne Shorter lleva años siendo el ejemplo perfecto. No es más que estar atento a todo lo que ofrece el arte, el mundo'.  

¿Y todo el mundo, entre el público, la crítica y el resto de la órbita de la música, entiende estos vaivenes? 'Me temo que no, hay demasiado miedo al cambio. Pero la bailarina Martha Graham decía que, si quieres ser artista tienes que estar constantemente insatisfecho con lo que haces, buscando más. Creo que es cierto. Es como nadar voluntariamente en contra de la corriente del agua, buscando una dirección nueva que te lleve a una playa escondida, en la que te apetezca quedarte al menos un tiempo, e invitar al resto de la gente a descubrirla'. Formación vs experiencia, pasados vs presente y voz vs cuerpo. 'Bueno, esto último sería demasiado simplista. Estamos hablando de explorar mi cuerpo, de incorporarlo al show como un instrumento más. Estamos hablando de educación y formación'.

Conforma, así un buen repertorio, teniendo en cuenta que toca el violín (de forma autodidacta), el oboe y el clarinete además del bajo, el instrumento que coge con más frecuencia. 'La primera vez que lo cogí, me impuso por su tradición en el jazz. Me sentí como si hubiera encontrado mi vocación. Fue una reacción muy visceral. Ahora, con los años, me doy cuenta de que también me ha servido para estabilizarme, para darme un sentido. Tiene algo de bálsamo medicinal para mí'. No obstante, este disco se lo toma como un respiro en el ojo de huracán que estaba viviendo. Un respiro del negocio de la música, un respiro de ser Esperanza Spalding. 'Tenía mucha presión, llamaba demasiado la atención, y eso me llevaba a hacer demasiadas cosas que no tenían que ver con el arte. Ahora solo quiero jugar'.

Próximos conciertos: 12 de noviembre: Mercat de les Flors (Festival Oysho Jazz You, Barcelona) · 13 de noviembre: Festival de Jazz de Málaga · 14 de noviembre: Festival de Jazz de Cartagena · 16 de noviembre: Festival de Jazz Madrid15, La Riviera.

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