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MOISES SÁNCHEZ
Premeditada improvisación 
 
Por Mario Cuesta. Ilustración: Nuria Cuesta 
 
Muchos habrán escuchado una composición de Moisés P. Sánchez sin saber que era suya, o ignoraban que era el virtuoso pianista al lado del artista principal. Del piano más minimalista al hip hop de masas, Moisés tiene la cabeza llena de una música exquisita, que brilla con personalidad en el universo del jazz nacional. 
 
No es difícil ver a este pianista de treinta y cinco años tocando en algún club en solitario, con su trío, con Ara Malikian, o con las cantantes Noa Lur o Yoio Cuesta. Como si además del don musical, Moisés tuviera el de la ubicuidad. 'Intento encontrar trabajos donde pueda ser yo y sacar mi sonido a la luz, que te llamen por ser Moisés Sánchez, no por tocar el piano'. Reconoce que lo que más le gusta es tocar con su trío o solo, como en JAZZMADRID
 
Parece mentira que un músico de su renombre se queje de que 'te las ves y te las deseas para llevar cuarenta tíos al Bogui. Es una pena, pero a día de hoy el jazz tiene tan poca visibilidad y difusión en nuestro país, que la gente ni se entera de lo que hay y no empatiza porque no hay una educación auditiva'. Para él, en parte se debe a que la Administración no respalda a la profesión. 'La figura del músico de jazz no está contemplada, para ayudas estatales no existe. Cuando se habla de músico se entiende solo a los de formación clásica de Conservatorio. Madrid ni siquiera tiene un Grado Superior de jazz en la Universidad Pública'.
 
Esto, unido a que cada vez se paga menos, está poniendo en peligro a la profesión. 'Cada vez hay más músicos con más talento, pero menos sitios donde tocar, y peores condiciones económicas. Ahora se paga cuatro veces menos en los clubs, si se paga, que cuando empecé con diecisiete años. Los jóvenes, con tal de tocar, cogen trabajos que están muy mal pagados, y, como no tenemos sindicato, eso tiene una repercusión muy negativa. La profesión ha perdido cierta dignidad'. La mayoría de los músicos de jazz sobrevive como profesores 'o abandona'. 
 
Él, en cambio, está en pleno apogeo. Con su disco en solitario, Soliloquio, se ha atrevido a dejar su talento al desnudo, sin acompañamiento de ningún tipo. 'Ya llevaba tres discos como líder de banda. A todo pianista le llega el momento de enfrentarse a un disco de piano solo'. Gran parte de este trabajo ha nacido de la pura improvisación, algo que Moisés disfruta tanto que, en ocasiones, si el auditorio está de acuerdo, improvisa un concierto entero. 'Es el salto al vacío total. Pero es una cosa muy bonita para el público; va a asistir a algo que nos se va a repetir. Para el músico es un riesgo muy excitante'. 
 
Moisés disfruta de la unión de estilos 'mientras que se busque la belleza, aunque suene un poco pedante. No se trata de juntar por juntar'. Por eso, no tuvo problemas en colaborar con el rapero Nach. Moisés produjo, compuso y hasta interpretó con su trío 'Los viajes inmóviles', que 'no es un disco de hip-hop al uso'. Cuando se convirtió en número uno de ventas se quedó sorprendido, 'me hizo constatar que la gente está esperando cosas nuevas.
 
El problema es que las discográficas no apuestan'. Esa mezcla de estilos, se produce porque 'es el jazz el que aglutina las demás cosas, y no al revés. El jazz se mimetiza y se adhiere; es lo que aporta al hip hop, o al reggae, pero no al contrario. El secreto está en que el jazz es puro momento, pura improvisación y pura expresión libre'.   
 

Premeditada improvisación