<
>
 
El fetiche alienígena de Björk
Andrew Thomas Huang
 
Aunque ha dirigido a Thom Yorke, a Sigur Rós y otros artistas, Andrew Thomas Huang se ha convertido en el director fetiche de Björk con trabajos como el paradisíaco y poético videoclip de The Gate, la orgía rocosa de Mutual Core o la experiencia de realidad virtual en Family, con la que el cineasta nos transporta al universo alienígena de la islandesa para que seamos testigos de un milagro biológico donde lo bello surge de lo horrendo.
 
¿Cómo es una tormenta de ideas con ella? Con muchas conversaciones. Nos pasamos referencias que encontramos en Internet, literatura, mitología y vídeos sobre naturaleza. Es algo muy divertido y energizante.
 
De la admiración a la amistad, ¿cómo ha mutado tu relación con Björk? De todos los artistas con los que he trabajado, ha sido la más amable y abierta. Hemos afrontado muchos retos juntos, trabajando en la retrospectiva del MOMA, por ejemplo, un proceso muy ambicioso con una gran cantidad de obstáculos, y estuvimos codo con codo presentando una tecnología pionera de realidad virtual con Björk Digital. Creo que su manera de trabajar se acerca mucho a una forma artesanal de ver las cosas, con la que me siento como en casa.
 
Los mundos que creas son a veces terroríficos, pero también muy atractivos. La belleza y la oscuridad son compañeras. Me interesa todo lo que nos perturba y nos sacude, no creo que la belleza y el terror se excluyan mutuamente, más bien todo lo contrario.
 
The Gate es un mundo poético lleno de luz, ¿qué querías expresar con él? Un mundo hecho de prismas donde Björk aparecería para nacer de la propia luz. Su amante, el avatar, también nace de la combinación entre cristales y luz. Era importante para mí tener una paleta de colores armoniosa con todo el espectro del arco iris, de manera que el vídeo quedase consistente. Quería que fuese como una ópera futurista o un ballet de luces y cristales. También era importante que el vídeo fuera digital y futurista, nada cursi tipo new-age, por eso utilicé un efecto digital tipo glitch y materiales reflectantes.
 
¿Después de la realidad virtual? La captura volumétrica y la videogrametría en 4D. Quiero utilizar algo parecido para cuando llegue el proyecto indicado.
 
Me gusta especialmente lo que hiciste para Atoms for Peace, ¿cómo fue esa primera reunión con Thom Yorke? Vio mi corto Solipsist de 2012, le gustó y contactó conmigo. De adolescente era el mayor fan de Radiohead, para mí fue un sueño hecho realidad.
 
Flesh Nest parece el purgatorio de tu imaginario, ¿afrontas cada nuevo proyecto como si fuera el último? Para terminar un proyecto de larga duración y sacar el mejor resultado, a veces tienes que tratarlo como si fuera el último. Cada proyecto supone una probabilidad de equivocarte, significa que también tienes que estar preparado para desconectar de tu trabajo y aceptar sus defectos, errores y mala crítica.
 
¿Te has sentido alguna vez avergonzado a la hora de presentar tu obra? Muchísimas. Me siento humillado constantemente. He tenido un montón de reuniones en las cuales me han hecho sentir como un impostor o que mis ideas no valían nada. Es la realidad de mi trabajo como cineasta, lo tengo asumido.
 
¿Eso te ha llevado a la censura? Sí, tengo el hábito de reprimirme a la hora de hacer algo que podría ser genial por puro miedo o inseguridad, aunque no puedo decir que me hayan censurado mucho. Me han llegado a decir que mi obra es demasiado explícita, pero nadie ha retirado nada que haya subido a Internet.
 
Perturbador, terrorífico, alienígena, provocativo, melancólico... ¿qué término se acerca más a tu trabajo? Alienígena.  
 
Björk digital. El videoclip para la canción The Gate que ha dirigido Andrew Thomas Huang es el primer vistazo que nos ha ofrecido Björk de Utopia, su noveno disco. Si de su anterior LP, Vulnicura, nació 'Björk Digital', la exposición de realidad virtual que nos visitó en Barcelona hasta octubre y que actualmente está en Buenos Aires, no sería de extrañar que la islandesa nos volviera a sorprender con otro giro vanguardista en los próximos meses.
 

El fetiche alienígena de Björk