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Suso Saiz
El ídolo de los musicos 
 
Es imposible encontrar en España un músico que no conozca a Suso Saiz (Cádiz, 1957) y es posible que su nombre no te suene. Es una especie de Roald Amundsen contemporáneo. No ha descubierto el Polo Sur pero su trabajo ha dejado helado a varias generaciones. Un explorador del sonido honesto, ecléctico e inconformista. 
 
En la década de los 70 buscaba instrumentos raros para el programa Los Payasos de la Tele, en los 80 fundó el mítico grupo vanguardista La Orquesta de las Nubes, es el productor fetiche de Ivan Ferreiro, y Julio Iglesias no entendió nada cuando rechazó viajar a Punta Cana para que le produjese un disco. 'Estaba inmerso en la grabación de un disco de Los Piratas. En ese momento no podía ir'. Esa frase resume con bastante precisión su humildad y nobleza. 
 
¿Eres más músico o melómano? Creo que participo de las dos realidades, que se interrelacionan. Disfruto enormemente escuchando música; creo que no podría prescindir de mi condición de melómano y, afortunadamente, la música es para mí también una forma de expresar muchas cosas que sin ella sería incapaz de exteriorizar.
 
Siempre te ha interesado más el riesgo que el éxito. ¿Sigue siendo así? Es la única forma de evolucionar. Sin riesgo estaría estancado en una realidad pasada y sería para mí una gran frustración el no poder ser contemporáneo con mi propia realidad, lo que no quiere decir que sienta ningún tipo de rechazo hacia el éxito. Lo que sí rechazo es la búsqueda deshonesta de él.
 
Has dicho del éxito que inhibe la creatividad… Tiene la lógica en el sentido de que hay una condición humana que nos empuja hacia la seguridad. Una vez alcanzado el éxito es muy difícil abandonar la fórmula que te ha llevado a él, porque siempre sientes que si sales de ese espacio lo perderás todo. Pero, sólo cuando sales continuamente de tu espacio de bienestar descubres capacidades de ti mismo que desconocías y son las que te llevan a crear nuevos espacios momentáneos de bienestar y así sucesivamente. Eso es vivir creativamente
 
¿Había más capacidad creativa y apoyo a la música en los 80-90? Efectivamente, había mayor interés general en iniciativas experimentales y un mayor respeto hacia aquellas cosas que no pertenecían al mainstream o a los estándares culturales. Desgraciadamente, con el desarrollo tecnológico y de las redes y más tarde con la crisis económica, el miedo fue llenándolo todo y ese interés por lo diferente, esas ganas de descubrir cosas nuevas, se fueron sumergiendo en ‘virgencita, virgencita, que me quede como estoy’.
 
¿Por qué, educativamente, es tan precaria la atención a la música en este país? Nunca ha habido un interés real en la música en España. No comparto opinión con aquellos que dicen que España es un país muy musical, confundiendo música con fiesta.
 
Jugaste un papel importante en la exploración de territorios vírgenes. ¿Eras consciente? Realmente no. Siempre me he dejado arrastrar por mi curiosidad e interés hacia todas las cosas nuevas. El intentar comprender por qué alguien crea obras únicas y personales ejerce una atracción a la que no me puedo sustraer. Lo cierto es que siempre lo hice pensando que todo el mundo sentía esa misma atracción, desgraciadamente ese todo el mundo, en la mayor parte de los casos, son sólo unos pocos.
 
¿Crees que el ego se lleva mal con el aspecto creativo? El ego es algo fundamental, ya no sólo para crear sino para vivir. Otra cosa son la excesiva vanidad y el narcisismo, que considero letales para un creador. Cuando un creador ama su obra sobre todas las cosas creo que está muerto. Una persona necesita de lo que yo llamo ‘soledad solidaria’, que es como un ego humanista, para realizarse plenamente.
 
Desde el punto de vista musical: ¿Barcelona o Madrid? Barcelona. 
 
¿El éxito tiene más que ver con ser maleable o fiel a un estilo? Sinceramente pienso que cuanto más elástico es uno, más posibilidades de elaborar belleza emotiva y expansiva tienes.
 
¿Qué opinas del concepto 'festival'? Tengo las ideas cruzadas y confusas en torno a los festivales. Por un lado creo que son un medio de supervivencia para muchos músicos, cuya única posibilidad de trabajo remunerado está dentro de los festivales. También es cierto que hay determinadas propuestas artísticas un poco más arriesgadas, que a veces tienen cabida en festivales grandes, que las usan como pretexto cultural y esto permite a algunos conocer el trabajo de artistas de auténtico nivel creativo. Aunque creo que la inmensa mayoría de la gente que va a los festivales, va de fiesta…
 
¿Un reto musical? Cada día (y lo digo literalmente) hacer música, disfrutándola.   

Suso Saiz. El ídolo de los músicos