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El hombre que explora el grafiti
Javier Abarca
 
Por Paloma F. Fidalgo
 
Fue en los setenta cuando, en las fachadas de Queens o el Bronx, se hicieron notar los primeros grafiteros, con su revancha de aerosol contra la sociedad de la que no se sentían parte. En España, la técnica entró con fuerza en los ochenta a rastras del hip hop, pero hoy, un arte ya alejado del feísmo, más sofisticado y socializador parece haber desbancado al grafiti. Instituciones, marcas comerciales y ciudadanos lo reclaman.
 

El discurso de Javier Abarca (Madrid, 1973) discurre por caminos poco transitados, alejados de esta nueva tendencia. Sus Talleres de exploración, que comenzó a impartir en Santander en 2011 y con los que ha recorrido los márgenes de una decena de ciudades, son también un proyecto artístico personal. 'Surgen de mi vivencia, de la forma en que exploro las ciudades. Lo que tienen en común estos lugares es que escapan al control del dinero, se pueden recorrer sin que el comercio y el control nos sigan a cada paso: no hay publicidad, no hay coches. Constituyen otra lectura de la ciudad', sostiene.
 
El arte urbano actual, ¿en qué se diferencia éste del grafiti de toda la vida? El arte urbano, tal y como se entendía hace diez y quince años, es una forma de crear ciudad desde abajo, desde la gente. Los grandes murales y exposiciones de hoy en día son todo lo contrario, son parte del lenguaje del poder.
 
¿Debe ser, por su esencia, reivindicativo? El grafiti y el arte urbano hacen uso del espacio público de forma libre. Esto es un acto reivindicativo en una sociedad en la que la comunicación en el espacio público está monopolizada por el poder, en particular por la publicidad.
 
¿Cómo está de salud el arte urbano español? Siempre ha dado nombres excepcionales. Desde hace unos años el arte urbano libre está en decadencia, y su lugar ha sido tomado por los murales institucionales y las exposiciones. Muy pocos artistas intentan idear fórmulas para que su trabajo en estos formatos siga jugando en alguna medida con los valores del arte urbano libre. Las dos grandes excepciones son Escif, un valenciano, y Eltono, un francés que arrancó su carrera en España. Los dos son primeras figuras internacionales.
 
El grafiti se ha asociado al vandalismo, y se persigue. Aquí tenemos la Ley de Seguridad Ciudadana. ¿Es más dura que en otros países? La represión del grafiti es mucho más fuerte en países como EEUU o el Reino Unido. En cualquier caso, es desproporcionada si se tiene en cuenta que el grafiti consiste solo en aplicar una fina capa de pintura. Los edificios e infraestructuras sobre los que se pinta pueden ser mucho más dañinos y antisociales, y sin duda son mucho más difíciles de eliminar. 
 
Futuro próximo: Del 5 al 8 de marzo imparto el curso gratuito 'Entender el arte urbano' en la Facultad de Bellas Artes de la Complutense.   

El hombre que explora el grafiti