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Belén Sánchez. Besos

"Pequeñas cosas"

Habitualmente tenemos la costumbre de no dar valor a las pequeñas cosas que pasan a nuestro lado. En ocasiones pensamos en ellas, pero esto suele ocurrir cuando ya no están.
A menudo sucede que cuando enfocamos nuestra mirada hacia lo aparentemente falto de interés constatamos que contiene grandes asuntos. El tono tranquilo, discreto y preciso en que estas "pequeñas cosas" se muestran a nuestros ojos las hace fuertes y seductoras.
Las imágenes de estos cuadros están resueltas con factura manual pretendiendo significar la especificidad de cada una de las dos personas que protagonizan el beso. Sin embargo el alto nivel de síntesis, tanto en la línea negra que define la silueta de las figuras, como en los fondos de color plano, predomina sobre la presentación de los detalles con la intención clara de evocar la idea genérica de un beso.
Son pocos los elementos sugestivos que conforman la imagen con la directa pretensión de que el espectador pueda construir su propia experiencia del beso.
Los colores de los fondos que representan el tono de la piel de las dos caras enfrentadas: platas, oros claros, blancos nacarados, metálicos casi transparentes son apenas diferentes en uno y otro rostro. Son mínimas las variantes tonales que se necesitan para interpretar las sutiles diferencia del color de la piel.
Este uso austero del color: dorados, platas y nacarados evocadores del brillo de las joyas que usamos para decorar nuestros cuerpos, pretenden otorgar a la imagen el valor de lo lujoso, que no de lo opulento.
Los besos son un gesto simple y poderoso al mismo tiempo. No hay nada más importante y exclusivo en ese instante. Suceden de la manera en que aparentan suceder las “pequeñas cosas” y conforman un agregado que va construyéndose en el hacer de lo que no avasalla y se impone, no es estridente ni ruidoso. Esas cosas parecen carecer de importancia, y de forma pausada, simplemente suceden a nuestro lado y nos convierten en sorprendidos espectadores, o interesados protagonistas.
No suelen formar parte de un gran coro perfectamente acompasado por grandes voces, son solistas con su cadencia, tono e intensidad particular, que por sólo serlo nos seducen.
Su cometido es la formulación de una propuesta, no la estrategia proyectada, pensada y a menudo esbozada, preparatoria de los preliminares a la comunicación.
Los besos son imágenes de lo humano separadas hasta el extremo de lo tecnológico. Como diría Otl Aicher, sus miembros viven en un mundo analógico de cosas, relaciones y paisajes del pensamiento y la emoción, y se mueven libremente como la lechuza de Minerva.
Son imágenes analógicas, no digitales y por serlo, son sencillas, son pequeñas y modestas, ¿o quizá no?

Texto e imágenes: Belén Sánchez Albarrán

Beso, 2006. Óleo y laca de uñas sobre tela. 200x140 cm

Belén Sánchez Albarrán. Salamanca, 1966. Desde 1990 desarrolla trabajos sobre el tema del género, utilizando diferentes soluciones técnicas -graffiti, performances, pintura y fotografía- y participa en diferentes exposiciones. Desde 1999 es profesora asociada en la Facultad de Bellas Artes de Cuenca. Su primera serie “Besos” se expuso en la Galería Jamete de Cuenca en 2003. Continúa con ella hasta hoy.

Lee aquí el cuento Besos, de Javier López Manzano, inspirado en los cuadros de Belén Sánchez Albarrán

"Pequeñas cosas". Por Belén Sánchez Albarrán