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fachada de la Estación del Norte. Diseño de Teresa Sapey

Teresa Sapey
Estación a todo color

El parking del hotel Puerta de América, el Room Mate Pau de Barcelona... Vanguardia, luz, color. Así son los proyectos de Teresa Sapey, arquitecta e interiorista, o arquitecta “macro y micro”, como ella se define. “Sé que he tenido una buena idea arquitectónica cuando me siento satisfecha y sus usuarios me dicen que se han emocionado con mi creación”. Afincada en España, procede de la capital del diseño, Italia, “¡fíjate que hasta tiene forma de bota!”. De la mano del whisky J&B, del 22 al 25 del pasado octubre llenó de color la antigua Estación Norte de Madrid con una instalación, para celebrar su 130 aniversario e inaugurarla tras ser restaurada. “Creo que es una responsabilidad de todos los arquitectos de este país recuperar nuestro patrimonio”.

¿Qué le sugiere la Estación Norte? Además de viajes, me sugiere un tiempo pasado, el de la Revolución Industrial. Pero con esta instalación supimos traerla al presente, la modernizamos.
Esta instalación llevaba, sin duda, su sello. Sí, porque tenía color y más color y luz y más luz, como todos mis trabajos. Son las vías por las que consigo llegar a la emoción. Era una instalación lumínica y de color. Estaba inspirada en la campaña Tan J&B, que se basa en el color, aplicado a las botellas, que para mí son como pequeños edificios.
Dice que con el color y la luz le hacen ser más emocional. ¿Eso de ser tan emocional la distingue de otros arquitectos? Sin ninguna duda. Creo que la arquitectura tiene que emocionar, tiene que crear sentimientos. Como la música. No puede ser fría, tiene que tener alma. Muchos edificios “estrella” no la tienen.

¿Cómo detecta si sus edificios crean emociones? Me gusta hablar con gente que los utiliza y no sabe que yo los he diseñado. Un camarero, un viajero… No hay nada que pueda superar a que me digan que se fijan en él y les gusta. Es imprescindible la creatividad y la curiosidad para crear algo que llegue a los sentimientos. Debe crearse un amor infinito.
¿La arquitectura de Madrid es fría?
Hay de todo. Madrid es una gran ciudad con un pasado de gran dama. Últimamente se han hecho muchas intervenciones y a veces da la impresión de ser un contenedor urbano, pero no es nada que no pueda solucionarse.
¿Sus edificios madrileños preferidos? La Puerta de Alcalá, el edificio de Correos, el Museo del Prado (sobre todo la parte antigua), Caixa Forum o la T4.
¿Por qué se vino de Italia a España, cuando los arquitectos suelen hacer el camino inverso? Por una emoción. Por un hombre. Por amor.
Y a la hora de diseñar, ¿cuál es su color preferido? Todos me gustan, aunque sobre todo el naranja. Es vitamínico.
¿Le gusta ese proyecto que ha hecho de restaurar un edificio o prefiere partir de cero en sus creaciones? Cualquier opción es posible. Me gusta todo lo que tenga que ver con la creatividad, sea en arquitectura macro o micro –como yo llamo al interiorismo-.
Usted hace tanto macro como micro. Sí, un buen arquitecto tiene que saber diseñar desde una ciudad a un puente. No es la escala del proyecto lo que lo define, sino su profesionalidad.
La crisis económica ha afectado mucho a la construcción y la arquitectura. ¿Cómo valora este momento? Gracias a la crisis nos hemos dado cuenta de que hay que pensar bien los proyectos. Ya no se construye con tanta ligereza, nos vemos abocados a reflexionar sobre nuestro patrimonio. Hay mucho edificio histórico abandonado en pleno centro urbano.
Además de la crisis, otra palabra de moda en la arquitectura es “sostenibilidad”… La sostenibilidad es el respeto del entorno al construir. Es un imperativo para todo arquitecto, siempre lo ha sido. Ahora es una palabra que nos agobia, pero siempre ha estado presente.
Imagínese que yo fuera el genio de la lámpara y le diera la opción de diseñar la casa de quien quisiera… Querría diseñar la de nuestro príncipe Felipe. Necesita una casa a la altura de su pensamiento moderno. O la de la Duquesa de Alba, tan creativa.

Texto: EDM

Teresa Sapey. Estación a todo color