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Óscar Jaenada. Foto: Alberto Van Stokkum

Entrevista con Óscar Jaenada

Texto: Rubén Arribas. Fotos: Alberto Van Stokkum

Buscando a Emish es la opera prima de Ana Rodriguez (estreno: 9 de noviembre). En ella viajamos con Lucas (Óscar Jaenada), que parte en tren para recuperar a su novia y que le lleva a adentrarse en el pasado oculto y desconocido de Emish (Manuela Vellés). Con los dos actores hemos llevado a cabo una sesión de fotos de moda y, tras ella, conversamos con ambos.

Óscar Jaenada (Esplugas de Llobregat, Barcelona, 1975) es cercano y entrañable. Su actitud es puro rock and roll y te encantaría pasar una tarde de cañas con él reviviendo algunas de sus anécdotas de su trabajo en España, en Hollywood o con directores de culto. Aún lleno de humildad arrastra con él el peso de sus muchos méritos en el mundo del cine además del "puto Goya" por Camarón. Una larga y prolífica trayectoria que le hace consciente, crítico y receloso del mundo que le rodea.

Tu personaje en  Buscando a Eimish es premeditadamente un persona muy común.  ¿Es difícil hacer un personaje con esa carga de cotidianidad?

Era un reto porque a mi me gusta salirme del guión y aportar cosas mías pero en este caso tenía que controlar y ser comedido. Lucas es aparentemente frío, poco sensible, contenido y un actor habitualmente ya expresa con su rostro. Lucas tiene que verse muy perdido y humillado, en otro país y borracho para realmente perturbarse, cuando otro personaje hubiera sacado violencia a la mínima.

Desde fuera parece que Lucas no tiene nada que ver contigo.

Hay algo que sí que nos une. El momento en le que decides que quieres dejar de ser lo más importante, cuidar a alguien, tener un hijo. Eso fue lo que me atrajo del personaje. Esa actualización del software cerebral que se te produce cuando vas a tener un crío, el cambio interior, una metamorfosis cerebral brutal. Cuando sientes que eso está a la vuelta de la esquina. A un hombre le cuesta; somos muy ingenuos.

La película empieza con un "tengo miedo" de Eimish. ¿Es el miedo el sentimiento más determinante de nuestras vidas?

Se nos controla bajo el yugo del miedo. Vivimos sujetos al miedo. El miedo nos condiciona en todo; pero sino valientes tenemos que ser lo menos cobardes posible.

En el Festival de Málaga la película ha recibido duras críticas, sin embargo en Francia está teniendo buena acogida.

Desde el día que vi la película le comenté a la directora que esta película le iba a funcionar muy bien fuera de aquí y cuanto más lejos mejor. En otros mercados y en otras culturas cobra valor porque es un retrato de cómo es nuestra cultura, una historia sencilla de cómo afrontamos estos problemas. La película se recrea en lo básico: un querer volver, querer decir te quiero...Cosas que en otra película pueden ocupar 10 minutos. En el mercado asiático ha funcionado muy bien porque ellos aprecian cosas que nosotros al vivirlas no valoramos.

¿Se vería muy diferente si esta película en vez de ser la opera prima de Ana Rodriguez la hubiera hecho un director consagrado?

Seguro que sí. En parte es normal. Un cuadro de Rothko parece muy naif pero hay que ver todo lo que viene antes de ese cuadro porqué llegó a usar solo tres colores... Si un crítico conociera a Ana Rodriguez, viera sus trabajos y los que haga en un futuro, vería que tiene mucha cordura y que todo está muy medido.

¿Cómo ha sido trabajar la relación entre Lucas y Eimish,  Oscar y Manuela, dos generaciones de actores distintas?

Conocí a Manuela en "Caótica Ana" y me pareció que su trabajo fue magistral y se lo dije en un encuentro fortuito donde la entré. Enseguida hubo conexión natural, muchas risas y ganas de trabajar y experimentar juntos.

Se da la circunstancia que tu tienes una formación más iconoclasta y ella sí que tiene una formación de escuela, ¿eso se nota a la hora de trabajar?

Se nota y no se nota. Cada uno trae su set de herramientas y cada uno deja también en la mesa su armamento; pero después existe lo que se crea nuevo y es más de dejarse llevar. Lo que preparas hay que cambiarlo cuando estas delante del otro actor porque ese actor trae cosas distintas. Yo soy muy de adaptarme y quizá la escuela es más rígida. Hacemos buena sintonía por ella tiene las ideas muy claras y yo me voy amoldando.

Te defines como artista y no como actor, ¿dónde está la parte artística en un actor?

Está en la capacidad de elección, el artista tiene que tener varias opciones sino no es un artista. Y poder aportar tu punto de vista, me da igual siendo artesano, músico, bailarín, pintor.. Todos trabajamos en la misma empresa, todos usamos una sensibilidad pero en plantas distintas. Ahora igual soy un color o incluso un pincel, me llaman para tocar algo. No soy la mano que ejecuta el cuadro, aunque algún día espero abarcar un poquito más y ser el dueño de ese cuadro. Lo que sí me considero es una herramienta de precisión.

Y ¿para cuando el salto a dirigir?

Tengo clarísimo que quiero darlo.  Eso si, grandes compañeros de profesión me han dicho que el día que quiera dirigir me asegure que no quiera actuar más. "El día que dirijas no te van a llamar más para actuar". Un director no sabe dirigir a otro director.

Has hecho varias colaboraciones musicales además de tu papel de Camarón, ¿No te ha tentado el mundo de la música?

Respeto mucho la música, por eso no me meto ahí. He trabajado en videoclips con Bunbury, Nacho Vegas, Iván Ferreiro, Leiva, Xoel... Tengo muchísimos amigos músicos y es  verdad que me llamaron para grabar un disco, cosa que me encantaría, que sería un sueño. Me encanta el Rock an Roll pero lo respecto mucho. De hecho a Ferreiro, Leiva o al mismo Bumbury les he dicho "me da igual lo que me digas pero que sepas que me voy a meter contigo en medio del escenario".

¿Te has arrepentido alguna vez de los papeles que has hecho? ¿Cambiarías tu filmografía?

Sí, claro que la cambiaría. Pero hay que tener en cuenta muchas cosas. Aquí nos comparan con los americanos y el negocio es muy distinto. De hecho te dicen; "este actor ha hecho tres películas y tu has hecho veinte". Ese actor con una película puede vivir seis años y yo no.

¿Qué ha pasado con tu papel de Cantinflas que tanto revuelo supuso y del que no hay noticias?

El proyecto iba a funcionar muy bien, la producción estaba muy bien hecha, pero necesitaban los derechos. Al principio el hijo cedió los derechos y luego se los quedó para hacer él la película. Me llamó para hacer el papel pero yo le contesté que sólo trabajaba con profesionales del mundo del cine. Yo no puedo hacer anuncios de nadie. Yo hago películas.

Te estas especializando en biopics de grandes personajes.
Casi todo lo que he hecho son historias reales. A mi me gusta más, porque no hay que inventar si lo que ya existe nos puede ayudar tanto a aprender.

¿Si pudieras elegir algún personaje nuevo, a quién representarías?

A Sor María. Creo que hasta me parezco físicamente.

Participaste en la película del Che Guevara, ¿qué te pareció Benicio del Toro?

Muy bien. Somos compañeros desde entonces y ha sido una ayuda para mi brutal, como una guía práctica. Estar con él en Nueva York o en Los Ángeles me ha abierto muchas puertas.

¿Crees que meterte en la piel de un personaje de tanta trascendencia como Camarón te cambia tu propia vida o personalidad? ¿El personaje se queda dentro de ti?

Están contigo mucho tiempo pero en el momento en el que se hace la última escena, muere el personaje, de manera tan rápida como nació.

En ocasiones he mantenido una forma de andar de un personaje durante un año. De hecho hoy al andar giro un poco más el pie derecho y es por la herencia de un personaje que hice. Ante todo un personaje así, que quieren hacer tantos actores,  hay que respetarlo y ponerle una dedicación brutal en la que no cabe el disfrute. Es una responsabilidad y tienes que dejar tu cuerpo al servicio de esto, porque mal tampoco te pagan.

El teatro si te da esa estabilidad y permanencia que no tiene el cine. Empezaste en el teatro pero ahora pareces estar alejado de las tablas.

He tenido proyectos pero la suerte, el destino o simplemente cosas que pasan en la vida no me han llevado al teatro. Yo quiero hacer teatro desde joven y desde que monté mi compañía de teatro con 16 años. Los dos proyectos que quería hacer en teatro me los han ofrecido con los dos mejores directores de la escena nacional. Tuve la mala suerte de que con Camarón me llegara Lluís Pasqual y me ofreciera Roberto Succo. Estuve dos semanas cogiendo la agenda para hacer las dos cosas; pero era imposible físicamente y por salud. Con Camarón debía perder nueve kilos con Roberto Succo debía coger ocho y recuerdo hablar con el que para mi es el mejor director de teatro que ha pisado este país y decirle: "no puedo, no puedo".

¿Cómo se pasa de rodar con directores emblema del cine independiente a rodar superproducciones como Piratas del Caribe?

Yo trabajo siempre con compañeros con los que hago cortos o películas. Casualmente después de trabajar con Jim Jarmusch me llamó un compañero para que rodásemos un corto. Desde luego una superproducción te abre muchas puertas para poder moverte en EE.UU, pero artísticamente hay genios fuera de ahí que no tienen el reconocimiento. A mi me da igual hacer películas de 200 millones de dólares como de 30.000 euros como he hecho ahora.

¿Es verdad que el papel con Jim Jarmusch lo conseguiste parándole por la calle? Sí. Me sorprendió mucho verle, estuvimos hablando de películas que me gustan mucho y me pidió el número de teléfono porque necesitaba extras; pero yo le dije que era un buen actor. Le di el teléfono y al día siguiente me llamó y me quedé alucinado. Me propuso ir a comer juntos para proponerme un personaje.

Y ahora con Al Pacino, ¿Cómo está siendo la experiencia?

Tengo que trabajar aún con él pero ya estuve con él y bien. La verdad es que los mejores y los más grandes, son los que más te enseñan, no sólo de la profesión sino también de la vida.

¿Qué destacarías de tu experiencia con grandes actores y qué te ha parecido lo peor?

Lo peor de estar en Estados Unidos es hablar de cine. No consigues nunca los títulos de las películas porque aquí los cambian de nombre. Y lo del doblaje es una vergüenza ajena. Yo le agradezco mucho a Bardem que se convirtiera en pionero en esto de no querer doblarse. La gente cuando ve películas de él ven realmente lo que influye. No te llaman para decirte quien va a doblarte y que te parece. Yo no me doblo en las películas que hago allí porque creo que el doblaje es una lacra que arrastramos que nos hace tontos ante el resto del mundo. Y es que a mi me gusta también ver Mercenarios 2 en versión original.

¿Hay algún proyecto cultural nuevo que te haya llamado la atención últimamente?

Lo que está haciendo Mencheta en el Matadero con Juan Diego Boto me parece de mucho valor. Estamos hablando de gente que ama esto, de los pocos que aman esto. Tampoco estoy muy al día de actores jóvenes o emergentes pero a mi siempre me ha gustado Ballesta. Tiene raza y muchas ganas.

¿Qué proyectos tienes a la vista?

Voy a estrenar Arteros, Buscando a Eimish, Atraco de Eduard Cortés, The Librarian de Juan Feldman con Marcia Gay Harden. Un prota en inglés; una muy buena película. Y luego tengo los proyectos; dos películas a punto de cerrar pero luego pasa lo de Cantinflas; mucha ilusión mucho trabajo y esfuerzo y luego que te lo recuerden constantemente es jodido por eso nunca hay que hablar de proyectos.

 

Entrevista con Óscar Jaenada