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Poster “In Love and War”, por Stephen Berkeley-White.

Mark Bruce Company

Baile feroz

Existen pruebas que confirman que en el mundo de la danza habita música más allá de los allegros, los andantes y el vals. Mark Bruce Co. es una de esas compañías que se han empeñado en romper con viejos mitos. Su especialidad es hacer coreografías que huelen a concierto y canciones que remueven las entrañas.

"Nunca se puede detener la primavera, incluso si uno ha perdido su camino", susurra la carismática voz de Tom Waits en una de las canciones que inundan el último montaje de Mark Bruce Company (Gran Bretaña, 1991). In Love and War es un baile feroz en el que, a través de rituales, sus protagonistas se enfrentan al destino con pasión y violencia; con sexo, muerte y provocación. Cinco personajes emparentados con algunos de los mitos griegos de la Ilíada y la Orestíada, a los que Bruce asegura haberles tomado prestado sólo el nombre: "Hay muchas versiones diferentes de mitos griegos en la obra y cada uno de ellos se está reinventando constantemente. Yo he introducido varias interpretaciones propias de algunas de las figuras y leyendas clásicas para después terminar conectándolas entre sí. Sin embargo, no hay una vinculación directa. Los personajes hacen su propio camino". La interpretación y la plasticidad de la coreografía llevan al espectador a un viaje interior cuyo objetivo es incendiar sentimientos: "Procuro estructurar el trabajo como si estuviese montando una película, lo hago lo más claro y directo posible. Mi intención es que el público responda desde un plano visceral, y al entregarse al espectáculo la obra genere una respuesta inconsciente más que analítica", apuntala el coreógrafo.

La música contemporánea se convierte, como en anteriores performances, en el narrador que guía al espectador a través de la trama. Es precisamente la selección musical uno de los puntos fuertes del montaje. Un trabajo que empieza "por ver cómo encaja la canción dentro de la obra. Hay que probarla y considerar la relevancia que se le va a dar en la actuación. No basta con que personalmente me guste mucho un tema, tiene que pegar con lo que se está contando", contesta Mark cuando se le pregunta sobre el peso de su gusto musical en la selección de temas.

En el libreto predomina la voz triste del rock sucio de Spiritualized, PJ Harvey, The White Stripes, Nirvana o la belleza desgarradora de Sparklehorse, con la que el espectador alcanza el colapso emocional al recordar el reciente suicidio de su líder, Mark Linkous. Sólo las piezas de György Ligeti y la fluida melodía de un impromptu de Schubert en manos del maestro Horowitz, se cuelan entre tanto tema independiente. "Vivimos en un mundo en el que la música de diferentes géneros convive entre sí y se mezcla aunque sea diferente. Toda la música buena sale del corazón. Creo que la gente lo reconoce así sobre el escenario y disfruta de la variedad en relación al contexto teatral del momento en la que la usamos". Una combinación que ha ayudado a que muchos jóvenes dejen de pensar en la danza como una colección de tipos con mallas y tutú: "Me gusta que a nuestros espectáculos pueda acudir el mismo tipo de multitud que te encuentras en un concierto. Muy a menudo en las actuaciones que montamos hay una atmósfera que recuerda al ambiente que se respira en un directo y eso está bien".

Mark Bruce Company -que actuó en España el pasado año con Stars en el Festival Castillo de Valderrobres- no tiene por el momento fechas para volver a la península, a pesar de que considera "que encuentra una química especial en España, donde el público se adapta muy bien a sus espectáculos". Desde el 10 de noviembre hasta el 4 de diciembre estará inmerso en la puesta en escena de Las Bacantes, en el Royal Exchange Theatre de Manchester.

Texto: Teresa Garrido. Imagen: Poster "In Love and War", por Stephen Berkeley-White.

Baile feroz