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Tania Blanco. Vivir del arte

Texto Luisa Espino

La obra de Tania Blanco (Valencia, 1978) se vale de una depurada técnica pictórica para poner el punto de mira sobre temas de actualidad que a menudo pasan inadvertidos. Ejemplifica el caso de algunos artistas jóvenes: el estar becado por alguna institución o residencia para artistas.

En los últimos años, su carrera le ha llevado a varios puntos del globo como París, Génova o Madrid. Su última parada, como artista becada residente, es La Casa de Velázquez, en Madrid, un maravilloso palacio -desconocido para muchos- a escasos metros de Moncloa. Hasta allí nos desplazamos para que nos cuente en qué está trabajando. Y también, por qué no, para que nos dé un poco de envidia.

¿Qué importancia han tenido las residencias y becas en tu carrera?
Me han permitido seguir viviendo y produciendo sin dedicar tiempo a trabajos paralelos alejados de mi actividad como artista. Han sido fundamentales para poder volcar al cien por cien y mi energía en el desarrollo de mi obra. La experiencia de la Casa de Velázquez está siendo muy enriquecedora debido a todo lo que facilita la Casa. Tener un espacio de trabajo, contacto constante con artistas y profesionales del sector, y recibir unos honorarios por el periodo de duración de la beca suponen pilares fundamentales para la continuidad y supervivencia de los artistas que dan sus primeros pasos. 

¿Como definirías tu trabajo?
Creo que ha ido evolucionando hacia una posición cada vez más crítica y pedagógica. Intento poner de relieve problemáticas actuales que me inquietan como la contaminación ambiental, la manipulación mediática, los excesos cometidos por las élites económico-militares, las tecnologías del control, el debilitamiento del pensamiento crítico...

¿Te consideras pintora? 
Muy al principio sí. La pintura ha vertebrado mi trabajo durante muchos años, pero con el tiempo se ha ido hibridando de manera que otros medios han tomado también posición. Actualmente los fusiono y supedito al concepto de cada proyecto, por lo que los procesos van tomando distinta forma en busca de una mayor riqueza formal y discursiva.

¿Cómo es tu proceso creativo?
Depende mucho del periodo y de los proyectos en curso, aunque podríamos reducirlo a dos campos de acción. Por un lado experimento con los materiales, sin objetivos específicos. Por otro, esa gimnasia me sirve para aplicarla en la articulación formal de conceptos que quiero transmitir.

¿Con cuál de tus obras te sientes más satisfecha?
Con 'Documentos Inesperados en una Sala de Espera', una instalación reciente que realicé para el proyecto Generaciones 2014 en La Casa Encendida. ¿Qué proyectos tienes ahora mismo entre manos? Durante la residencia en la Casa de Velázquez estoy desarrollando dos líneas de trabajo. La primera consiste en la recreación de una serie pictórica de placas conmemorativas de logros acciones de movimientos sociales que pasan desapercibidas en los canales oficiales de información.

En la segunda desarrollo una irónica campaña de publicidad ficticia cuya finalidad es la democratización del consumo del arte contemporáneo. Plantea un interrogante sobre el sistema de arte contemporáneo, su contexto y la integración y construcción de un valor simbólico y social dentro de una sociedad.

Vivir del arte