Graciela Goncalves Da Silva (Buenos Aires, 1984) es Animalitoland: 'Necesitaba un nombre que englobara todas mis criaturas en un lugar. Me gustaba también que sonaba un poco a parque de diversiones, y que no define a una persona, sino a todo el mundo que hay en mi cabeza'.

 

Sus obras son coloristas y amables. Argumenta que 'estamos constantemente bombardeados de violencia y miedo, el tema favorito de los medios de comunicación. Pienso que podemos ser mas felices. Cuando me di cuenta que las cosas que pintaba en la calle afectaban directamente a la gente que pasaba por allí, decidí compartir las cosas que me hacen sentir bien.

 

Dentro de la vida cotidiana, suelo jugar mucho con la imaginación, en cosas sencillas, pequeñas. Por eso me gusta traer fragmentos de esos mundos de fantasía al paisaje urbano, porque creo que es algo que hace falta, una pequeña pausa en el medio de tanto gris.

 

Estudió Diseño Gráfico en la Universidad, lo cual le dio 'herramientas para ordenarme y pensar las imágenes como un lenguaje. Pero en lo que respecta a dibujo soy autodidacta: tuve suerte de descubrir desde niña que amaba dibujar, así que llevo casi toda la vida practicando'.

Una obra de la que se siente especialmente satisfecha ('ha sido un sueño hecho realidad') es el último trabajo que realizó para el MIAU (Museo Inacabado de Arte Urbano) de Castellón.

 

De artistas callejeros: Seth Globe Painter debe ser lo mas sensible que he visto, me conmueve mucho su trabajo. Curiot tiene una riqueza de formas y colores increíble. Etam Cru me gusta que son indiscutiblemente talentosos, y no por eso dejan de tener un estilo propio, algo que admiro en estos tiempos donde se festeja tanto el hiperrealismo y el virtuosismo vacío.

Quisiera nombrar a los madrileños que me abrieron las puertas apenas llegué aquí sin conocer a nadie. Todos tienen perfiles distintos y gracias a ellos he probado hacer un poco de todo, stencil, pegatinas, pintadas superpequeñas y gigantes: Cyril, Porfavor, Alto, Joni, Seven, Chylo, Bloo.