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Álvaro Laiz
Territorios olvidados
 
Álvaro Laiz (León, 1981) es fotógrafo documental y con sus trabajos realiza casi una especie de ensayo fotográfico. Utiliza la cámara como una herramienta para dar voz a minorías en riesgo de exclusión de zonas olvidadas del planeta como los transexuales de Mongolia o la tribu Warao en El Orinoco, Venezuela.  
 
Siempre explorando el entorno, sus costumbres y sus tradiciones, incorpora la instalación, los sonidos y los vídeos, y así consigue que reparemos en una realidad singular, casi cinematográfica, que se da a miles y miles de kilómetros de distancia. Este mes de abril presenta el libro de su último proyecto, El cazador, que cuenta la vida de los cazadores de tigres del Amur de la taiga rusa, una zona donde el animismo está aún muy presente y marca la forma de vida. 
 
En sus proyectos hay 'un componente personal muy grande. Hay cosas que si no te fascinan mucho no existe una repercusión social que las justifique. Pero al final, los fotógrafos somos cuentacuentos, y no todas las historias tienen que estar siempre vinculadas a la actualidad', comenta. Busca temas en los que hay una interrelación entre 'hombre, naturaleza y cultura', especialmente lugares 'en los que la naturaleza tiene unas reglas muy definidas y el hombre no ha conseguido dominarlas'. 
 
¿Estos lugares permanecen puros? Me resisto a decirlo porque en cualquier sitio del mundo te puedes encontrar un móvil, un teléfono satélite, un portátil… Ahora mismo un motor de gasolina está en cualquier lugar. Lo de “puro” es muy entrecomillado porque la cultura es fuerte, aunque la naturaleza tiene una serie de reglas: si quieres comer tienes que cazar, si quieres cazar cierto tipo de animal solo puedes hacerlo durante una época del año… Eso es lo que más me interesa, y a través de cuentos populares y leyendas he ido sacando el alma de estos sitios.  
 
¿El territorio condiciona la vida de las personas? Totalmente. Territorio y personas se influyen mutuamente. Los geólogos han definido el Antropoceno como el momento en que el hombre deja una huella plausible dentro del ecosistema. A partir de ahí la cultura se convierte en algo que ya puede influir en la naturaleza y no al revés. Este es uno de los cambios más interesantes al que nos estamos enfrentando.  
 
¿Y cómo marca a una persona el territorio en el que nace y vive? Totalmente. Por ejemplo, en la taiga, estábamos cazando, y en plena travesía, apareció una huella. Yo no veía nada más que eso. Una huella de tigre y ya está. Sin embargo, la gente de la zona sabía leer en ella el peso del animal, su estado de ánimo, si era razonable o no, cuántos días de distancia nos llevaba por delante… Al final todo es cuestión de sutilezas, de saber leer.  Saber eso marca la diferencia entre que comas o no comas, te topes con un tigre o no… Consciencia o inconsciencia. Yo allí era un bebé y ellos eran personas habituadas de manera física y cultural. 
 
¿Cómo surge la historia de El Cazador? Es una especie de Moby Dick, pero en la taiga. Parte del libro de Dersú Uzalá, de Arséniev, explorador, cartógrafo y escritor ruso, en la que cuenta su relación con un anciano indígena cazador de la tribu de los nanaitsi. Kurosawa hizo una película de ello en el 75. En esta zona el hombre convive con el tigre del Amur y hay un montón de leyendas sobre él como animal totémico. Es tabú cazarlo y, de hecho, los udege piensan que, si lo cazas sin motivo, se puede volver en tu contra, ya que volverá transformado en otro espíritu. Sin embargo, como es frontera con China y allí la venta de este tipo de piezas está muy a la orden del día, están muy valorados.   
 
¿Qué es lo que te impulsó a contarla? De esta historia, que parece muy excepcional, lo que más me interesó fue conocer qué punto de verdad puede tener toda leyenda. En muy pocas ocasiones se puede ver de una forma tan palpable. Esta historia no está basada en opiniones. Es un estudio, un informe documentado por cámaras de vídeo, con opiniones de gente que lo ha vivido, etc. Es una investigación que incluye, por un lado, esta historia, y por otro, mi propia experiencia en la zona y cuentos populares o leyendas que también hablan de esta relación con la naturaleza.  

Él viaja a lugares que tú ni conoces