<
>

Kevin Spacey homenajeado


Kevin Spacey: homenaje noir

Llega tarde a su encuentro con la prensa en el lujoso Hotel Merrion. No importa. Kevin Spacey, ese menú completo de cine y teatro (ha sido actor, productor y director en ambos campos), es uno de esos tipos con gancho que saben hacérselo perdonar todo.

Estamos en Dublín, la ciudad que ostenta el mayor índice de Europa en afluencia a las salas que exhiben Séptimo Arte, en plena celebración de la novena entrega del Festival Internacional de Cine Jameson. Un festival que organiza anualmente la firma homónima de whiskey e incluye el "Cult Film Club", dedicado cada año a una película de culto distinta y consistente, en primer lugar, en proyectarla, y a continuación, en celebrar un fiestón inspirado en ella. Este 2011, como homenaje a Spacey, la elegida es Sospechosos habituales (1995). Un reducido grupo internacional de medios está invitado, y El Duende es el único español. "Quiere saludaros y contestar vuestras preguntas, pero sin cámaras", comenta la brand manager que acompaña al artista en el acto vespertino que precede a ese evento que tendrá lugar esta misma noche en un antiguo almacén, decorado para la ocasión con utillería de cine negro. "Soy admirador y muy amigo de Bryan Singer, el director de Sospechosos habituales. No cambiaría nada de mi interpretación en ese largometraje, que hicimos en sólo 26 días", cuenta Spacey, y no extraña, porque esa interpretación de un gángster que va de mosquita muerta le granjeó su primer Oscar (sería en 1999 cuando conseguiría la parejita de estatuillas que tiene hoy, con American Beauty). El actor volvió a ponerse a las órdenes de Singer en 2006, pero ya no en territorio del cine independiente, sino en el de las superproducciones, en Superman returns. "Ahora Singer dispone de mayores presupuestos, pero no han cambiado sus intereses cinematográficos desde sus comienzos. En sus películas sigue estudiando la naturaleza humana", analiza Spacey, quien, en contraste, se asoma cada vez menos a la gran pantalla, para aparecer cuando se abre el telón. Fue allí, sobre las tablas, donde comenzó su carrera a finales de los 70, hasta que un par de décadas después las cambió por Hollywood, donde alcanzó la fama con títulos como Glegorry Glen Ross o L.A. Confidential. Pero en 2000 le entró de nuevo hambre de escenario y se puso al frente del Old Vic Theatre de Londres, uno de los teatros más prestigiosos de Reino Unido. Permanecerá en el puesto al menos hasta 2015. "El teatro es orgánico, al contrario que el cine. Cada día repites la obra, con el resto del elenco, y así haces crecer al personaje". No obstante, su nombre sigue estampándose de vez en cuando en la cartelera cinematográfica. En la de ahora protagoniza dos títulos, para los que aún no hay fecha de estreno en España: Casino Jack y Margin Call. En Casino Jack se pone en el pellejo de un personaje real, Jack Abramoff, un corrupto que enturbió las tripas de la Casa Blanca, y el trabajo le ha valido un Globo de Oro, otro premio para su abultada lista: "Este fue una gran sorpresa, y ojalá atraiga al público a la sala". Si enfiláramos en una calle a todos los personajes oscuros que Spacey ha interpretado, probablemente provocaríamos un atasco (por ejemplo, su John Doe de Se7en o su excéntrico Jim Williams de Medianoche en el jardín del bien y el mal). ¿Sentirá predilección por los descarriados? "Sentirte cómodo haciendo un personaje no depende tanto del carácter de éste como de su rol en la trama, de su relación con el resto de los protagonistas y de cómo te dirijan". En cuanto a Margin Call, es la ópera prima de su director, J.C. Chandor. ¿No habrá sentido el consagrado Spacey la tentación de dar lecciones a este novel? "Claro que no, es un director eficaz, que ha sacado adelante una película coral y con un argumento fresco sobre la avidez que llevó a Estados Unidos a la bancarrota". Hablando de dinero, el Spacey productor debe de estar contento, una de sus últimas producciones, La red social, está arrasando en taquilla y en los premios. "No me esperaba tanto éxito, considerando que es una película sin sexo ni tiros". Él merodea mucho por las redes sociales, "hoy mismo he anunciado en Twitter que iba a estar aquí, en el Festival Jameson de Dublín".
Apenas aparece el The end al acabar la proyección de Sospechosos... en la fiesta del viejo almacén, el showman se merienda al cineasta: Spacey sube al escenario, micrófono en mano, a buscarle las cosquillas al público, que lo vitorea en plan fan por sus imitaciones de Morgan Freeman, Michael Caine y Jack Lemmon, de quien también cuenta que fue su mentor: "Me vio actuar en un taller cuando tenía 13 años. Piropeó mi trabajo y me animó a dedicarme a esto". ¿No lo sabían? Pues hay más: Spacey cita recurrentemente al fallecido actor para explicar su vocación como productor de jóvenes talentos: "Él decía que, si has triunfado, tienes la obligación de bajar de nuevo el ascensor a la planta de abajo". Una última pregunta, señor Spacey, ¿aún se emociona viendo una bolsa de plástico mecida por la brisa? "¡Sí! Intento no perderme esos momentos que la vida ofrece".

Texto: Paloma F. Fidalgo

Kevin Spacey: homenaje noir